Montevideo, 26 jul (EFE).- Ernesto Talvi llegó de puntillas a la política uruguaya. El economista se declaró «heredero» en el Partido Colorado (PC, centroderecha) del fallecido Jorge Batlle, quien fuera presidente del país entre 2000 y 2005, fue canciller durante 4 meses y, dos años después, deja este ámbito, que, dice, no es el suyo.
«Debo reconocer que sobreestimé mi capacidad de adaptarme del quehacer académico al quehacer político. Y, aunque hoy creo entenderlo y en todo momento intenté hacer lo mejor, no es lo mío», es uno de los párrafos de la carta de despedida que difundió este domingo.
EL «OUTSIDER» QUE LLEGÓ A CANCILLER
Tras 15 años de travesía en el desierto del PC, con tres elecciones consecutivas ganadas por la coalición de izquierda Frente Amplio (FA) frente a candidatos del Partido Nacional (PN, centroderecha), el regreso del histórico líder Julio María Sanguinetti elevó los ánimos de sus votantes para los comicios de 2019, llamados a ser «los del cambio».
No obstante, el «outsider» Talvi derrotó en las primarias al dos veces presidente de Uruguay (1985-1990 y 1995-2000), con un discurso liberal en economía y mucha política social, para convertirse en el candidato del PC a las elecciones presidenciales de octubre pasado.
Sin embargo, los candidatos que alcanzaron la segunda vuelta, celebrada en noviembre, fueron el del FA, Daniel Martínez, y el del PN, el hoy mandatario Luis Lacalle Pou, apoyado en la denominada «coalición multicolor», integrada por el PC, Cabildo Abierto (derecha), Partido de la Gente (derecha) y Partido Independiente (centroizquierda).
Sin duda, para esa victoria fue importantísimo el apoyo previo del PC a un futuro gobierno de coalición. Tanto Talvi, candidato derrotado, como Sanguinetti, referente político, pactaron con Lacalle Pou el respaldo para acabar con el FA, que había gobernado Uruguay desde 2005, y el economista llegó a canciller.
LA APLAUDIDA GESTIÓN DEL CANCILLER QUE NUNCA VIAJÓ
El economista, que celebró en junio su 63º cumpleaños, se convirtió en una de las figuras más relevantes del Gobierno de Lacalle Pou, que asumió el 1 de marzo y que ha estado marcado sin duda por la crisis de la COVID-19, una pandemia que cerró las fronteras del mundo y que impidió al que fuera canciller salir de Uruguay.
Tras anunciar en junio que quería dejar el cargo, aunque sin dar una fecha fija, el 1 de julio, en medio de la cumbre del Mercosur en la que Uruguay asumió la presidencia pro tempore, presentó su renuncia.
En esos cuatro meses, fue una de las figuras más elogiadas del Ejecutivo, gracias, sobre todo, a las repatriaciones de uruguayos varados en todo el mundo y los corredores humanitarios, organizados para que viajeros internacionales de paso por Uruguay retornaran a sus países.
Con buen dominio del inglés y amplio conocimiento internacional, no sorprendió su elección como canciller, considerando la relevancia que pretendía dar en su gestión a la diplomacia económica y comercial frente a lo que denominó «diplomacia de cóctel».
Además, bajo su cargo, Uruguay apoyó la reelección de Luis Almagro como secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA); salió del canal Telesur, de Banco del Sur y de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur); y regresó al Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR).
EN EL CENTRO DE LA POLÉMICA
Talvi siempre admiró y respetó a Sanguinetti, pero desde su sector político, Ciudadanos, apostó por la renovación del PC, lo que consiguió con su triunfo en las primarias.
En los últimos tiempos se agudizó la tensión entre ambos, especialmente a partir de que Talvi no aprobara la designación del hijo del expresidente, Julio Luis Sanguinetti, para un cargo público, en la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU).
El ambiente también se crispó con el resto de la coalición, cuando en su cargo de canciller rechazó tachar, en una entrevista, de «dictadura» al Ejecutivo de Nicolás Maduro en Venezuela, algo que su sucesor, Francisco Bustillo, hizo en su primera rueda de prensa oficial.
Hijo de un inmigrante macedonio y una inmigrante cubana, Talvi nació en Montevideo, donde se graduó como economista en la Universidad de la República antes de partir a Estados Unidos donde se doctoró en Economía en la Universidad de Chicago.
Entre 1990 y 1995, el candidato del PC trabajó en el Banco Central del Uruguay (BCU) asesorando al equipo económico en sus relaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Asimismo, desde 1997 hasta 2018 se desempeñó como director académico del Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social (Ceres), un lugar de investigación independiente y sin fines de lucro, dedicado al análisis económico de Latinoamérica con especial foco en Uruguay.
Muy vinculado a España, ya que su mujer es de allí y hasta el estallido de la crisis sanitaria uno de sus hijos estudiaba en la Universidad Complutense de Madrid, veranea en el país europeo siempre que puede.
En octubre de 2019 obtuvo un escaño como senador, que iba a ocupar a comienzos de agosto tras pedirse un tiempo de excedencia al dejar la Cancillería, y parecía que desde ahí intentaría el asalto a la Presidencia en 2024. Pero la carta difundida a última hora de un domingo soleado del invierno austral ha puesto punto final a la carrera política de este economista que llegó a ser canciller.
Concepción M. Moreno