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23 de noviembre de 2024

El FMI: un salvavidas que ha dejado una estela de dudas en Ecuador

Quito, 28 feb (EFE).- El Fondo Monetario Internacional (FMI), que cumple 75 años de actividad, ha sido para algunos Gobiernos de Ecuador como un salvavidas en tiempos de crisis, aunque su presencia ha dejado una estela de dudas sobre la eficacia de sus programas y por la pesada carga de sus políticas de ajuste.

Ecuador, que forma parte de los 190 países miembros del Fondo, ha recurrido a su asistencia desde la década de los años 70, aunque fue en los 80 cuando inició una agresiva etapa de endeudamiento con el organismo.

La primera Carta de Intención que suscribió Ecuador con el FMI data de 1983 y hasta 2003 había suscrito 16 entendimientos con el organismo.

La presencia del Fondo en Ecuador se interrumpió durante el Gobierno del progresista Rafael Correa (2007-2017), que incluso eliminó la oficina que el organismo disponía en la sede del Banco Central del Ecuador, en Quito.

DURAS PROTESTAS SOCIALES

En 2019, ya sin Correa y con el Gobierno de Lenín Moreno (2017-2021), Ecuador volvió al FMI para firmar un acuerdo de «Facilidad extendida» por 4.200 millones de dólares, que fracasó ante las duras protestas sociales que sacudieron al país en octubre de ese año.

La reacción social contra el FMI se alivió con la llegada de la pandemia de la covid-19, hecho que aprovechó el Gobierno de Moreno para llegar a un nuevo entendimiento con el organismo.

Dicho acuerdo llegó en un momento en que el Gobierno de Moreno había obtenido resultados negativos en operaciones de oro con Goldman Sachs y tuvo que pagar anticipadamente bonos de su deuda exterior para evitar un aumento de su abultado Riesgo país.

A punto de entrar en incapacidad de pago de su deuda externa (default), Ecuador obtuvo del FMI un acuerdo por 6.500 millones de dólares, aún en vigor.

Tras la salida de la Presidencia de Moreno en mayo de 2021, llegó al poder el conservador Guillermo Lasso, que continuó con la tarea de su antecesor y mantuvo la relación con el FMI.

«UNA RELACIÓN COMPLICADA»

Esta es «una relación complicada», por el costo político que supone la puesta en marcha de las cartas de intenciones, opinó el catedrático Pablo Dávalos, un crítico de las políticas de ajuste y quien asegura que el Fondo no ha logrado resolver los problemas por los cuales los gobiernos han pedido su ayuda.

Así se explica el docente académico la baja popularidad social que tiene el presidente Lasso, según algunas encuestas que ven ese deterioro en la insistencia de su Gobierno en ajustar los precios de los combustibles o en reformas laborales sugeridas por el FMI, siempre impopulares.

Y es que para Dávalos, los Gobiernos de Ecuador, de América Latina y del mundo han acudido a este organismo cuando han entrado en crisis.

Las condiciones que impone el organismo son tan duras, que muchos Gobiernos han preferido mantener distancia con este organismo, un hecho que, según Dávalos, se ejemplifica en Suramérica, donde solo Ecuador mantiene abierto un programa de asistencia, mientras que Argentina renegocia su acuerdo.

En Europa el ejemplo lo pone, por un lado, Portugal, que se salió de un acuerdo con el Fondo y logró un crecimiento importante, frente a Grecia, que ya lleva «década y media bajo la presencia del FMI» y es uno de los países que no ha logrado despegar, opinó el docente e investigador de la Universidad Nacional de Chimborazo.

CRÉDITO CHINO FRENTE AL FMI

Además, «su presencia -según Dávalos- genera suspicacias, temores y conflictos» y se sustenta en una teoría económica «fundamentalista», que le ha hecho «perder legitimidad».

Tampoco ha dado respuestas a fenómenos como las criptomonedas, que son una realidad en la economía y que cada vez cobran más importancia.

Asimismo, en el contexto de la geopolítica, ha sido China y sus bancos los que han surgido como alternativa de financiación para los países, ante el riesgo político que suponen las Cartas de intención del Fondo.

«China ya es la segunda economía del mundo» y está «desplazando a todo Occidente», afirmó el catedrático, que no descarta el surgimiento de un nuevo orden mundial, distinto al que ha dominado el FMI en los últimos 75 años.

Fernando Arroyo León

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