La Paz, 28 may (EFE).- El Gobierno boliviano presentó un proyecto para preservar el patrimonial Cerro Rico de Potosí, que fue el mayor yacimiento de plata del mundo en el siglo XVI y desde hace años presenta derrumbes que ponen en riesgo su forma cónica debido a la persistente explotación minera en el sitio.
El plan fue expuesto ante las autoridades locales y dirigentes ciudadanos de la región andina de Potosí por el ministro de Minería y Metalurgia, Ramiro Villavicencio Guzmán, junto al viceministro de Política Minera, Wiston Medrano, y el presidente de la estatal Corporación Minera de Bolivia (Comibol), Eugenio Mendoza.
«En este proyecto lo que queremos hacer y es importante, es no dañar la morfología del cerro», dijo Villavicencio, citado en un comunicado difundido este viernes por su oficina.
La autoridad señaló que se busca una solución «de nivel mundial» al problema del Cerro Rico y mencionó como ejemplo el caso de la mina chilena de Chuquicamata, que desde 2019 opera bajo tierra.
Según el ministro, en Potosí se puede tener «un proyecto similar» con una inversión «hasta de 20 millones de dólares» para dar una «solución casi definitiva a este problema en Potosí».
La ciudad boliviana de Potosí, donde se encuentra el cerro, fue inscrita como Patrimonio Mundial en 1987, pero en 2014 ingresó en la Lista de Patrimonio Mundial en Peligro debido a la actividad minera «incontrolada» que podría «degradar el sitio», según informó en su momento la Unesco.
Los derrumbes en el Cerro Rico se presentan desde hace varios años en la cima, lo que ha afectado la tradicional forma cónica de la montaña.
Su cima está a 4.702 metros sobre el nivel del mar y su protección es una demanda permanente de la población potosina.
Los yacimientos de plata del cerro son explotados desde 1545 y fueron una de las principales fuentes de ingresos de España en tiempos coloniales.
En la actualidad está prohibida la explotación por encima de los 4.400 metros, algo que no se cumple.
Las autoridades bolivianas han buscado diversas alternativas en los últimos años para preservar el cerro con medidas como un intento de reubicar a los mineros que trabajaban en las zonas de riesgo y el «relleno seco» aplicado en algunas áreas derrumbadas.
El estudio gubernamental plantea realizar un recorte de cinco por cinco metros de sección que comenzará en la parte más baja hasta conectar con el nivel 17 para habilitar nuevas áreas para los mineros que operan actualmente en las zonas no permitidas, según el boletín de prensa.
El viceministro Medrano señaló la necesidad de tener también una planta para el «tratamiento de aguas ácidas» y considerar el manejo de residuos sólidos en las nuevas áreas que se habiliten.
Villavicencio indicó que con el proyecto se busca que el Cerro Rico «siga siendo patrimonio, pero también siga siendo productivo y sobre todo beneficie a todos los actores sociales».