Brasilia, 5 feb (EFE).- El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, anunció este viernes que su Gobierno estudia medidas para contener el alza de los combustibles y atajar el malestar de los camioneros, pero sin interferir en las políticas de la estatal Petrobras.
En una inusual rueda de prensa y acompañado de cinco ministros, Bolsonaro admitió su preocupación con recientes aumentos de los precios de los combustibles y en especial del diesel, sobre los cuales dijo que «no son una inquietud sólo para los camioneros, sino para toda la sociedad».
El mandatario dijo que una alternativa, que puede ser formalizada la semana próxima, apunta a rebajar impuestos federales aplicados al combustible en las refinerías, a los que luego se suman tributos regionales y las propias ganancias de los puestos de gasolina, que «al final duplican» lo que paga el consumidor.
La preocupación del Gobierno por el comportamiento de los precios del combustible aumentó en los últimos días, cuando los gremios de camioneros amenazaron con una huelga similar a la que, en mayo de 2018, paralizó virtualmente al país durante 11 días, con un grave impacto en el producto interno bruto (PIB).
La nueva huelga estaba prevista para el pasado lunes, pero los gremios abrieron un compás de espera para negociar sus demandas, que aunque son mucho más amplias se centran en los combustibles, cuyos precios aumentaron en los últimos meses casi un 15 %.
Bolsonaro subrayó que las medidas tributarias que se estudian no significarían «de ninguna manera» una «interferencia» en la política de precios de Petrobras, empresa controlada por el Estado pero que cotiza en bolsa y tiene «plena autonomía» en ese sentido.
«Interferencia había antes, cuando eran los partidos políticos los que nombraban a los directores de Petrobras» y «eso llevó a unos escándalos de corrupción brutales» destapados por la operación Lava Jato, afirmó el mandatario.
La libertad que el Gobierno ha dado a la estatal petrolera, que define sus precios en función de los mercados internacionales, fue ratificada por el presidente de la empresa, Roberto Castello Branco, quien también participó en la rueda de prensa. «Este Gobierno nunca ha interferido en los asuntos internos de Petrobras», declaró.
El ministro de Economía, Paulo Guedes, quien según Bolsonaro «tiene la última palabra», reiteró que la intención del Gobierno es reducir el «peso» del Estado en todas las actividades económicas, mediante una gradual disminución y simplificación de impuestos.
Admitió, sin embargo, que esas metas del Gobierno, que se define como «liberal», han sido afectadas por el impacto económico de la pandemia de coronavirus, pero subrayó que una vez que la emergencia sanitaria ceda la economía retomará su vigor.
«No queremos aumentar impuestos. Si la economía crece, vamos a convertir eso en una reducción de tributos», declaró Guedes, quien sin embargo aclaró que ese proceso será gradual y será realizado con «el mayor compromiso fiscal», sin afectar el ya abultado y crónico déficit que tiene el sector público brasileño.