Brasilia, 31 ago (EFE).- El Gobierno brasileño presentó este lunes al Parlamento el proyecto de presupuesto para 2021 que incluye una previsión de crecimiento para ese año del 3,2 % y una reducción importante de los gastos no obligatorios para intentar reducir el abultado déficit fiscal.
El Ejecutivo mantiene su previsión de caída del 4,70 % del Producto Interno Bruto (PIB) para este año como consecuencia de la pandemia del coronavirus, pero una rápida recuperación ya en 2021 a tenor de las cuentas previstas.
El Ministerio de Economía resaltó que el escenario para los tres próximos años se basa en «premisas conservadoras» con «déficits persistentes, pero decrecientes debido al techo de gasto», cuyo límite prevé aumentar en función de una inflación que sitúa en el 2,13 %.
En este sentido, el Gobierno espera reducir el déficit fiscal primario consolidado, que no incluye lo que el Estado destina al pago de intereses de deuda, desde el 11,3 % equivalente al PIB con el que previsiblemente cerrará este 2020 hasta el 3,1 % el próximo año o, en números absolutos, 237.300 millones de reales (43.300 millones de dólares).
Esa senda de ajuste fiscal en el resultado primario del sector público seguirá en 2022, con un déficit primario del 2,3 %, y en 2023, cuando prevé que cerrará el año con un desfase del 1,7 % en relación al PIB.
El mercado financiero estaba muy pendiente de la presentación del proyecto ante el temor de un aumento de los gastos, en medio de las tensiones en el seno del Gabinete de Jair Bolsonaro entre quienes defienden la ortodoxia fiscal y aquellos que abogan por la inversión pública como fórmula para salir de la crisis del coronavirus.
En este marco, el Gobierno reforzó que los gastos extraordinarios como consecuencia de la pandemia «quedarán restringidos a 2020» y subrayó que si se aprueban las reformas tributaria y administrativa que tramitan en el Congreso, «la economía puede responder con ganancias» en el apartado de la productividad.
También indicó que la recaudación, que se ha desplomado durante este año por las medidas de aislamiento para contener la COVID-19, «se revertirá para la reducción de los déficits primarios estimados».
El Gobierno espera además reducir los gastos no obligatorios para cumplir todas las metas fiscales y eso podría traducirse en recortes en la inversión pública, gastos administrativos, emisión de pasaportes o en otros programas de carácter social.
Por otro lado, el Gobierno también propone un salario mínimo de 1.067 reales (195 dólares) para 2021, lo que supone un aumento del 2 % en relación al valor actual que asciende a los 1.045 reales (190 dólares).
Ese incremento en la práctica no supondrá un aumento real, pues el Banco Central de Brasil estima que la inflación cerrará este año en torno a un 2 %.
Por otro lado, el Gobierno mantuvo en sus presupuestos una previsión de gastos mayor en Educación que en Defensa, después de las críticas que recibió cuando la prensa filtró que estudiaba destinar más recursos para la segunda cartera.