Santiago de Chile, 19 nov (EFE).- Chile, principal productor de cobre del mundo, apunta ahora a convertirse en líder de la creciente industria del hidrógeno verde, un «diamante en bruto» que todavía debe pulirse con el desarrollo de una regulación adecuada y políticas para atraer inversiones, según expertos.
Su ventajosa posición geográfica, las condiciones climatológicas y la competitiva producción de energía solar y eólica para obtener el hidrógeno son los ingredientes que podrían llevar a Chile a ser el mayor exportador de esta fuente energética, que se perfila como una de las más importantes del futuro.
«La idea es que el hidrógeno verde sea el nuevo polo de progreso y generación de empleo de nuestro país, al mismo tiempo que permita descarbonizar sectores donde la electricidad no es competitiva», explicó a Efe el ministro de Energía, Juan Carlos Jobet.
La Agencia Internacional de Energía estimó que Chile podría llegar a convertirse en el productor de hidrógeno verde más barato del mundo antes de 2030 y Bloomberg auguró que su valor podría bajar de los 6 dólares el litro a menos de 2 dólares en una década.
Para lograrlo, agregó Jobet, falta aumentar la demanda nacional, conseguir financiamiento y ultimar la regulación para que cumpla con los estándares internacionales.
Para la investigadora del Centro de Energía de la Universidad de Chile Paulina Ramírez, el país cuenta con dos ventajas «distintivas»: su posición geográfica y un mercado «estable y desarrollado» de energías renovables.
En el norte de Chile, se extiende el Desierto de Atacama, la zona más árida y con mayor radiación del mundo, un escenario perfecto para la energía solar. En el sur, los vientos australes que agitan el largo borde costero también han llevado a la construcción de decenas de parques eólicos.
«La angostura del país haría que los centros de producción estuvieran cerca de puertos estratégicos para su exportación abaratando los costes de transporte», detalló.
Sin embargo, optimizar los procesos para que su producción sea eficiente, agregó la experta, ha sido la «piedra angular» de científicos, ingenieros e inversionistas, que buscan ahora la manera de abaratar los grandes costos de los electrolizadores, las máquinas en las que se aisla el hidrógeno.
Pese a las dificultades, ya existen varios proyectos piloto, entre los que destaca el de Enel Green Power y la chilena AME en la sureña región de Magallanes, que busca impulsar la construcción de una de las plantas de producción más grandes en la región.
EL ÁTOMO DE LA DESCARBONIZACIÓN
El hidrógeno verde, que en contacto con el aire produce electricidad, es considerado una de las fuentes de energía sostenible mejor valoradas, puesto que su combustión solo libera vapor de agua y no gases de efecto invernadero, explicó a Efe Nicole Parra, química investigadora de la Universidad de Chile.
Sin embargo, hasta hace poco, no había surgido como una alternativa 100 % verde puesto que para poder producirse se utilizaban hidrocarburos, lo que daba lugar al denominado «hidrógeno marrón», agregó la académica.
El hidrógeno verde es para muchos expertos la opción más eficaz para «limpiar» el humo de las carreteras y entrar de lleno en la llamada «descarbonización».
Actualmente el 40 % de la electricidad utilizada en Chile proviene del carbón y se estima que el uso doméstico de hidrógeno verde podría disminuir al 10 % esta cifra antes de 2024 y lograr la neutralidad en carbono en 2050.
Una de las aplicaciones más esperadas del hidrógeno es su uso en la minería, actividad fundamental para la economía del país, pero que actualmente es señalada por su importante huella de carbono.
La ingeniera de la Universidad de Chile, Camila Niño, especialista en hidrógeno y energía solar, explicó a Efe que su uso podría tener diversas aplicaciones: como fuente energética en todos los procesos mineros, para fabricar amoniaco -fundamental para las detonaciones- y también para alimentar los camiones de extracción.
En el norte, donde se encuentran la mayor parte de la actividad minera, varios grupos, como el francés Engie, se encuentran desarrollando proyectos para fabricar amoniaco a partir de hidrógeno que se pueda usar en minería y en agricultura (como fertilizante), proyectos que se prevé que sean gatillantes de inversiones extranjeras antes de 2025.
«Este tipo de iniciativas de aplicación del hidrógeno verde podrían desembocar en que tengamos una industria minera casi completamente sostenible antes de 2040», concluyó Niño.
Patricia Nieto Mariño