Brasilia, 10 sep (EFE).- El ministro de Economía de Brasil, Paulo Guedes, se dirigió este viernes a inversores extranjeros y sostuvo que el clima de protestas que el país vivió esta semana no afecta el rumbo económico, aunque admitió que hace un «ruido» indeseado.
«Todo eso puede hacer mucho ruido y desacelerar el crecimiento, pero no cambia el rumbo de la política económica, que está en la dirección correcta», dijo Guedes en una teleconferencia con un grupo de empresarios extranjeros promovida por el banco Credit Suisse.
El ministro aludió así a las protestas contra el Parlamento y la Corte Suprema realizadas esta semana por grupos de ultraderecha que respaldan el Gobierno, a las que asistió el propio Bolsonaro, quien incluso agitó a las multitudes contra esos dos poderes de la Nación.
Las manifestaciones fueron seguidas por una huelga de camioneros, que bloquearon durante 24 horas decenas de carreteras del país para exigir la destitución de los once magistrados del Supremo, a los que la ultraderecha acusa de «obstaculizar» la gestión del Gobierno.
La huelga, sin embargo, concluyó este jueves, después de que Bolsonaro publicó una Carta a la Nación, en la que, casi a modo de disculpas, instó a la «armonía» y aseguró que «nunca» pretendió «agredir» ni a la Justicia ni al Parlamento.
Guedes reconoció, como el propio Bolsonaro, que si la protesta de los camioneros proseguía podría haber tenido un fuerte impacto en la economía y en la inflación, que desde enero pasado ya ha acumulado un 9,6 % y se teme que superará los dos dígitos este año.
El ministro también admitió que el conflicto institucional que esas protestas han creado con la Corte Suprema y el Congreso puede dificultar la tramitación parlamentaria de reformas económicas que ha propuesto el Gobierno.
Sin embargo, dijo estar convencido de que las fricciones ya han cesado y anunció que pretende conversar con las directivas de las cámaras legislativas para la retomada de las discusiones sobre una reforma tributaria y otra administrativa.
Según datos oficiales, la economía brasileña tuvo en el segundo trimestre de este año una caída del 0,1 %, tras haberse recuperado un 1,2 % en el primero.
Aún así, Guedes apuesta para este año en un crecimiento cercano al 5 %, que revertiría el derrumbe del 4,1% sufrido por el producto interno bruto (PIB) en 2020, atribuido en buena medida al impacto de la pandemia de coronavirus.