Ciudad de México, 10 sep (EFE).- El peso mexicano cerró este viernes con una apreciación semanal del 0,1 % al cotizar en 19,87 unidades por dólar en el mercado interbancario, por lo que hila dos semanas por debajo de la barrera de las 20 unidades.
El dato implica una ganancia semanal del peso de 2 centavos frente al tipo de cambio de 19,89 unidades por billete estadounidense del viernes anterior, según el dato reportado por el Banco de México (Banxico).
«A pesar de que la apreciación fue moderada, es la tercera semana consecutiva que el peso mexicano gana terreno, acumulando un avance de 2,32 % o 47,3 centavos, acercándose nuevamente al soporte clave de 19,80 pesos por dólar», explicó a Efe Gabriela Siller, directora de análisis de Banco Base.
El tipo de cambio osciló a lo largo de la semana entre un mínimo 19,85 y un máximo de 19,98 pesos, precisó la analista.
«En la semana, el peso mexicano fue de las pocas divisas que ganó terreno, ubicándose por detrás del rand sudafricano, que se apreció 0,91 %, y la rupia indonesia, con 0,42 %», detalló Siller.
La analista enunció que la mayor parte de la apreciación se concentró en la sesión del viernes por un incremento del apetito por riesgo a nivel global, ante la expectativa de que la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) y el Banco Central Europeo preserven una postura flexible por más tiempo.
También resaltó el optimismo tras la llamada entre los presidentes de Estados Unidos, Joe Biden, y China, Xi Jinping, tras la que se espera un acercamiento.
«Para el caso del peso mexicano, se observa cautela entre los participantes del mercado, que están a la espera de información adicional sobre el futuro de la política monetaria en México», manifestó Siller.
La semana estuvo marcada por la entrega del paquete económico 2022 de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SCHP), que prevé un tipo de cambio promedio de 20,3 pesos por dólar para el próximo año.
El presupuesto se basa en un aumento de 4,1 % del producto interno bruto (PIB) y sin aumentos fiscales, aunque con la promesa de mantener la «austeridad y prudencia», con la deuda cercana al 50 % del PIB.
