Bogotá, 14 jun (EFE).- En América Latina, pese a ser la región que «más rápido envejece del mundo», según un informe del BID, las necesidades de quienes hacen parte de la economía plateada «no se están supliendo» debido al tabú que representa el envejecimiento para sus sociedades, dijeron este miércoles expertos reunidos en Bogotá.
«Tenemos, como sociedad, que empezar a emparejar quiénes son esos reales consumidores y quiénes creemos que son porque esa dicotomía hace que los negocios no puedan florecer», lamentó la fundadora de la empresa emergente No Pausa, la brasileña Miriam De Paoli, durante el segundo foro del Laboratorio de Innovación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID Lab).
Segura de que en este «siglo del envejecimiento de la sociedad» la población sigue esperando que las personas de 70 años en adelante respondan a la imagen del «viejito sentado en una reposera mirando al horizonte», De Paoli aseguró, en una entrevista con EFE, que existe una «miopía mercadológica» a pesar de que «la economía plateada ya es la tercera más grande del mundo».
Por su parte, la cofundadora de Data8 y ponente en uno de los paneles sobre economía plateada, Layla Vallias, insistió entre bromas que estas personas no son «pañales y geriátricos» sino «bolsillos plateados llenos de dinero que desean ser vistos».
COMER O PAGAR LA TARJETA DE CRÉDITO
Uno de los problemas que identifica la directora ejecutiva de NudaProp, Constanza Boix, quien también participó en el foro, es la falta de educación financiera que, en algunas ocasiones, lleva a las personas mayores a alcanzar tal nivel de endeudamiento que se ven obligadas a «elegir entre pagar una tarjeta de crédito o comer».
«Esto genera ayunos prolongados, un aislamiento social por la depresión e incluso un distanciamiento de las familias», lamentó Boix al tiempo que agregó que, aunque «el 15 % de las personas mayores no tienen satisfecha alguna necesidad básica», siete de cada 10 son propietarios de sus inmuebles.
Es por esto que NudaProp, emprendimiento de finanzas plateadas con sede en Uruguay, nació como una herramienta para que los adultos mayores puedan «vender sin mudarse» la titularidad de sus inmuebles, conservando el derecho de seguir viviendo en sus casas hasta que fallecen.
ENVEJECER SIENDO MUJER
Otra de las problemáticas que De Paoli identificó es la de la «gran desinformación y falta de soluciones» que existen para las mujeres que llegan a la etapa del climaterio y de la menopausia, pese a que hoy representan el 12 % de la población mundial (32 millones de mujeres en América Latina y el Caribe).
De Paoli tenía 46 años cuando comenzó a experimentar los síntomas de algo que, si bien era natural, no solo le resultaba desconocido sino que, además, le afectaría a su vida laboral: la «perimenopausia».
«Tardé un año y medio en tener mi diagnóstico. En ese tiempo gasté mucha plata, sentí muchísima frustración y lo peor de todo es que no sabía qué me estaba pasando», relató a EFE.
Fue entonces cuando decidió crear No Pausa, una organización que busca visibilizar la menopausia/climaterio en las mujeres, y una empresa emergente que ya dispone de un «MenoCheck», herramienta de autoevaluación que permite conocer en qué fase se encuentran las usuarias y cuáles son las opciones de las que disponen para tratar sus síntomas.
De Paoli explicó que la menopausia genera una desigualdad económica y social en la medida en que, a causa de su «impacto multidimensional» sobre las mujeres, «muchas abandonan su lugar de trabajo», lo que implica menos ingresos, una reducción en los aportes a la jubilación y un «golpe a la autoestima» que las lleva a pensar que no pueden emprender o reinventarse.
«Hay mucho tiempo por vivir, hay mucha información por recibir y hay muy buenas decisiones por tomar, pero sin información no podemos decidir», sentenció.