Buenos Aires, 2 ene (EFE).- El triunfo del izquierdista Gabriel Boric en los recientes comicios presidenciales en Chile despierta varias incógnitas en Argentina sobre el futuro de la relación económica entre ambos países y el proceso de integración regional suramericano.
La victoria de Boric, quien sucederá desde marzo al conservador Sebastián Piñera en la Presidencia de Chile, fue saludada con entusiasmo por el Gobierno del peronista Alberto Fernández, quien invitó al flamante presidente electo a «fortalecer los lazos de hermandad» entre Argentina y Chile y a «trabajar unidos a la región para poner fin a la desigualdad en América Latina».
Además de compartir una larguísima frontera, los dos países mantienen lazos comerciales cuya fluidez no se ha visto alterada en lo absoluto por la falta de sintonía política entre Fernández y Piñera.
De acuerdo con datos oficiales, Chile es el quinto principal destino de las exportaciones argentinas, con envíos que en los primeros 9 meses de 2021 ascendieron a 2.869 millones de dólares, lo que representa un alza interanual del 31 %.
En vía inversa, las importaciones argentinas desde Chile totalizaron a septiembre último 486 millones de dólares (+32,3 % interanual), dejando un saldo positivo para Argentina de 2.381 millones de dólares, el mayor volumen de superávit que Argentina tiene en la balanza con los distintos países con los que comercia.
¿CIERRE COMERCIAL O MÁS INTERCAMBIOS?
Para el experto en comercio internacional Marcelo Elizondo, pese al «sustrato ideológico» de Boric, no es esperable un «cierre comercial» por parte de Chile, un país con un modelo de apertura económica y que, además, por su estructura productiva, necesita importar muchos bienes.
«Por lo tanto, no me imagino un escenario de mayor proteccionismo. Imagino sí, en principio, un gobierno más intervencionista, sobre todo por la vía fiscal, no tanto por la vía del comercio internacional», dijo a Efe Elizondo, director general de la consultora DNI.
Para Lisandro Mogliati, consultor en negocios internacionales y experto en comercio exterior, la «mejor sintonía política» que se espera entre los gobiernos de Argentina y Chile a partir de la llegada de Boric a La Moneda podría incluso incentivar «un mayor flujo de comercio» bilateral.
Mogliati dijo a Efe que asuntos como las exportaciones argentinas de gas natural a Chile y la concreción de obras de infraestructura fronteriza para mejorar la conectividad terrestre son cuestiones que dependen del entendimiento entre los Gobiernos y que tienen un impacto directo en el comercio.
En el caso del gas, pocos días después del triunfo electoral de Boric, el Gobierno de Argentina aprobó nuevos contratos de exportación a Chile, incrementando en un 70 % el volumen de los envíos autorizados para el primer cuatrimestre de 2022.
RIESGOS Y EFECTOS REGIONALES
Aunque aún hay muchas dudas sobre las políticas que adoptará Boric y, pese a que, a priori, se espera una mejor relación económica con Argentina dada la afinidad con Fernández, el escenario futuro no está libre de riesgos y potenciales impactos adversos.
Para Elizondo, el «principal problema que tiene Boric» es su «reputación de izquierdista radical» y, «si da un mal paso», eso puede afectar el comportamiento de los mercados, generar salida de capitales y derivar en un ajuste cambiario en Chile «por culpa de la desconfianza».
En ese caso, apuntó el experto, el riesgo para Argentina sería una pérdida de competitividad de sus exportaciones ante una eventual depreciación del peso chileno.
«Quizás el principal problema es el efecto contagio. Pero es un riesgo, no una certeza. Si Boric tiene una política de centro izquierda enfocada en la agenda doméstica chilena, no veo problemas en el resto de la región», dijo Elizondo.
Para Mogliati, en cambio, si Chile tiene «una mirada más latinoamericana en lo que hace a las relaciones comerciales, que también son relaciones políticas», podría resultar «absolutamente positivo» para Suramérica, «contribuyendo a potenciar la integración regional».
Natalia Kidd