Buenos Aires, 29 ene (EFE).- La fabricación nacional de frigoríficos, lavarropas o aparatos de cocina se ha convertido para el Gobierno argentino en una clave para crear empleo y potenciar inversiones que ayuden a fortalecer la industria, enfrentar la escasez de dólares y sacar al país de una recesión que dura ya casi tres años.
El 2020, año poco menos que apocalíptico para la economía mundial, empeoró más la situación argentina. Pero el sector de la ‘línea blanca’, como se conoce al rubro de los electrodomésticos vinculados a la cocina y limpieza del hogar, parece haber logrado sortear mejor los efectos de la pandemia, al menos según las estadísticas.
«Un sector que incorpora mucha mano de obra, genera empleo, inversiones y esa lógica de procedimientos y procesos industriales de producción en línea de clase mundial», explica a Efe Ariel Schale, secretario de Industria del Gobierno de Alberto Fernández.
UNA MAYOR DEMANDA
En noviembre pasado, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadísticas, los aparatos de uso doméstico aumentaron su producción un 54,9 % en comparación con el mismo mes de 2019 -y 9 % respecto a octubre-, principalmente por la demanda de heladeras, lavadoras y cocinas.
El organismo explicó que se observó un incremento en la demanda impulsado, en parte, por un programa estatal que permite a los consumidores comprar esos productos en 12 y 18 cuotas fijas con un período de gracia de 3 meses.
Ya en enero y febrero de 2020, antes de la pandemia, mientras la producción industrial en su conjunto seguía cayendo ligeramente en términos interanuales (en todo 2018 cayó un 5 % y en 2019 un 6,4 %), la de electrodomésticos subía un 59,5 y un 1,9 %, respectivamente, y, tras los meses de estricta cuarentena y de desplomes, en septiembre volvió a arrojar números positivos.
«Se logró bajo protocolos volver a trabajar el 29 de mayo y la pandemia hizo que el consumo de este tipo de productos y de pequeños electrodomésticos realmente empezara a crecer, y con políticas de crédito y demanda empezamos a trabajar todos los días», señala a Efe Alejandro Schwartz, director de Visuar, empresa familiar y de capital argentino fundada en 1992.
Si bien en sus inicios se dedicaba solo a importar y distribuir productos, en 2012 labró un acuerdo con Samsung para la fabricación local de algunos de sus electrodomésticos, lo que añadió a la empresa un perfil más industrial. Es así que en su planta en la localidad bonaerense de Cañuelas empezó a producir lavarropas del gigante surcoreano, y en 2017 se sumaron las heladeras.
«Samsung nos provee de partes y piezas y nos controla la calidad y el producto terminado, que es el mismo que fabrica en sus plantas (propias) de México o Tailandia», agrega el director de Visuar, que tiene unos 500 empleados y hace también otros pequeños electrodomésticos de la marca.
CAMBIO DE PARADIGMA
En diciembre de 2019, el peronista Alberto Fernández llegó a la Presidencia tras vencer en las urnas al conservador Mauricio Macri (2015-2019), en cuyo mandato se apostó por una mayor apertura comercial y se liberalizó el mercado de divisas, que tuvo que volver a restringir en gran medida pocos meses antes de dejar el poder, cuando se agravó la recesión que explotó en 2018 y que devaluó drásticamente el peso y mantuvo firme la alta inflación.
El nuevo presidente se propuso aumentar las exportaciones y apuntalar la producción nacional para sustituir las importaciones, que cayeron drásticamente por la pandemia pero también por medidas como el endurecimiento de las restricciones para acceder al dólar, ante las cada vez más menguadas reservas del Banco Central.
«El principal problema de la economía argentina es su restricción externa y esto es contar con no todos los dólares necesarios para retroalimentar nuestro ciclo de financiamiento, crecimiento y consumo», subraya Schale.
Precisamente en septiembre pasado, el jefe de Estado anunció, en un acto en la fábrica de Visuar, una línea de financiación productiva para empresas y un plan para favorecer la compra de electrodomésticos, y se mostró muy crítico con los años del macrismo, que tildó de «muy dañinos para la producción nacional» por favorecer las importaciones.
«Necesitamos los dólares para comprar insumos que nos permitan hacer estos electrodomésticos (…) Tenemos que hacer que cada vez sean menos los insumos que se importan y que cada vez sea más lo que produzcamos localmente», sentenció.
FAVORECER LAS EXPORTACIONES
Según el Gobierno, en los primeros cinco meses de 2020 las importaciones de heladeras, congeladores, lavadoras y secadoras crecieron un 65 % interanual, un hecho que achaca a la política comercial del anterior Ejecutivo.
Sin embargo, desde junio se revirtió la tendencia y el año acabó con una caída de compras al exterior del 25 %, mientras las exportaciones crecieron más del 16 % y se anotó, entre enero y octubre, un aumento del 12,2 % (483 puestos) en el empleo del sector.
Consultado por las razones que llevan a apostar por Argentina en un mundo tan competitivo y con países con mano de obra más barata, Schwartz incide en que, en el caso de Visuar, se trata de un proyecto a largo plazo: «Tuvimos épocas de vacas flacas, épocas de vacas mejores y ahora estamos en un buen proceso de crecimiento».
«Los coreanos entendieron que el mercado es sustentable, que la posibilidad de hacer las cosas acá están, que la capacidad humana está y convenían que era un buen negocio», agrega.
«Hoy la Argentina no tiene los salarios que representaban hace siete u ocho años un valor altísimo en dólares en la región. Creo que regionalmente esto es viable y podemos ser competitivos», matiza.
Schwartz ve beneficioso que se bajaran las «altísimas» tasas de interés que regían durante el anterior Gobierno, que llevaron a su empresa a tener un alto gasto «financiero», y que el actual empezara a restringir importaciones de ciertos productos terminados.
«Si bien el mercado a nivel general no tuvo un crecimiento explosivo, toda la competencia, básicamente Brasil, China, México y Turquía, fue reemplazada por producción local», señala.
OPTIMISMAS EXPECTATIVAS
La próxima semana se conocerán los datos de la producción industrial de diciembre pasado, que el Gobierno espera anotará un crecimiento del 5 %, tras el incremento del 4,5 % interanual de noviembre, que contrasta con la caída del 8,6 % si se observa el acumulado del año.
«Veníamos con un doble desafío: revertir el ciclo de desindustrialización del Gobierno anterior y enfrentar el entorno pandémico. Y terminamos el año realmente muy bien, hasta da pudor decirlo pero la industria está creciendo, está generando empleo. Tenemos 5.000 puestos de trabajo más en la industria que antes del ciclo pandémico, con signos de actividad muy fuertes prácticamente en todas nuestras cadenas de valor industriales», sentencia Schale.
«Argentina enfrenta dos flagelos importantísimos: su alto nivel de pobreza y de desempleo. Y la industria aparece siempre como la solución», concluye.