Sao Paulo, 10 ago (EFE).- El Banco Central de Brasil atribuyó este martes el aumento la pasada semana de la tasa básica de interés anual al «elevado» riesgo fiscal del país y su impacto en la fuerte escalada de la inflación registrada en los últimos meses.
El Comité de Política Monetaria (Copom) del emisor decidió mantener el aumento de los tipos iniciado en marzo y elevó en un punto porcentual los intereses, hasta el 5,25 % anual, en lo que fue la cuarta alza consecutiva este año y que puso fin a casi seis años de recortes que llevaron el indicador al mínimo histórico del 2 %.
De acuerdo con el acta de la reunión sobre política monetaria del pasado miércoles, divulgada este martes, el riesgo fiscal de Brasil -y la consecuente posibilidad de desequilibrio en las cuentas públicas- fue preponderante para la decisión.
«El riesgo fiscal elevado sigue creando una asimetría alcista en el balance de riesgos, o sea, con trayectorias para la inflación por encima del proyectado en el horizonte relevante para la política monetaria», señaló la máxima autoridad monetaria.
El Gobierno brasileño informó este martes que la inflación aceleró en julio un 0,96 %, el mayor nivel para ese mes desde 2002, lo que elevó la tasa interanual hasta el 8,99 %, muy por encima del techo máximo establecido para este año (5,25 %).
En ese sentido, el Banco Central señaló que, en caso de que no haya «cambios condicionantes» en la inflación, continuará subiendo la tasa de interés «sin interrupción» hasta llegar al nivel considerado como neutral, a fin de que el indicador se sitúe por debajo de la meta.
«Se volvió apropiado un ciclo de elevación de la tasa de tipos para un nivel consistente con una política monetaria contractiva», recalcó el emisor en el acta.
«Finalmente, el Copom concluyó que un ajuste más pertinente de la política monetaria es la estrategia más apropiada, en este momento, para asegurar la convergencia de la inflación para las metas de 2022 y 2023», completó.
Para la próxima reunión, el Comité anticipó que deberá realizar un nuevo ajuste de los tipos de la «misma magnitud», aunque enfatizó que los próximos pasos de la política monetaria dependerán de la evolución de la actividad económica, del balance de los riesgos y de las proyecciones y expectativas para la inflación.
En ese marco, el Comité evaluó que los últimos datos sobre la actividad económica brasileña son «positivos» y afirmó que, para el segundo semestre, el país «debe mostrar una retomada robusta de la actividad, a medida en que los efectos de la vacunación» contra la covid-19 sean sentidos «de forma más amplia».
Añadió que el nivel de ociosidad -que indica el nivel de producción con respecto a la capacidad real de los sectores- «evoluciona rápidamente» para regresar al nivel prepandemia, pese a que la pandemia «sigue produciendo efectos heterogéneos sobre los sectores económicos» y el mercado laboral.
En el escenario exterior, el Copom evaluó que la expansión de la variante delta supone un «riesgo a la recuperación de la economía global».
Teme, además, un aumento duradero de la inflación en Estados Unidos, por lo que el consecuente impacto en los mercados financieros «puede volver el ambiente para las economías emergentes desafiante».