Caracas, 11 ene (EFE).- Miles de trabajadores públicos y jubilados de Venezuela marcharon este miércoles en el centro de Caracas para exigir un aumento en los salarios y pensiones, cuyo monto mínimo establecido por el Gobierno es de unos 7 dólares mensuales, mientras que una familia necesita 50 veces ese ingreso solo para comer.
Empleados y jubilados de las áreas de salud y educación caminaron cerca de un kilómetro hasta la sede de la Defensoría del Pueblo, mientras coreaban consignas y mostraban pancartas en las que se quejaban del monto del salario mínimo, el que devengan todos los pensionistas y millones de trabajadores de las instituciones públicas.
«Vemos que hay una brecha inmensa entre el salario del sector privado con el del sector público. En estos momentos, el salario en el sector privado está entre 125 dolares y 150 mensuales, y en el caso nuestro (empleados públicos) el salario mínimo es la base y está a un poco más de 6 dolares», dijo a EFE el secretario ejecutivo de la Federación Nacional de la Salud (Fetrasalud), Pablo Zambrano.
Aseguró que, aunque no están en paro ni pretenden convocarlo, los empleados públicos mantendrán las acciones de protesta en las próximas semanas.
«Basta de esta política que simplemente lo que busca es pulverizar el salario de los trabajadores», insistió Zambrano, a la vez que celebró la concurrencia alcanzada en esta protesta que se llevó a cabo 48 horas después de que miles de maestros se manifestaran en casi todas las capitales del país, también en rechazo de los salarios actuales.
Por su parte, Luis Cano, un dirigente sindical que habló en nombre de los jubilados, reiteró que las pensiones, por las que trabajaron durante años, les son insuficientes a los adultos mayores para costear aspectos básicos como la alimentación y las medicinas.
«Es muy difícil para un empleado venezolano acostarse todos los días y no saber qué va a hacer al día siguiente para poder comer, para poder comprar sus medicinas», sentenció.
En este sentido, pidió al Ejecutivo permitir a los trabajadores vivir y envejecer «con dignidad», a través de salarios y pensiones que se ajusten a la realidad venezolana.