Buenos Aires, 26 nov (EFE).- La pandemia de coronavirus supuso una oportunidad de oro para las compañías tecnológicas: la inyección extra de capital en el mercado y la aceleración de las transformaciones digitales permitió que numerosas empresas emergentes (‘startups’) superaran en el último año la barrera de los 1.000 millones de dólares, convirtiéndose así en «unicornios», señala a Efe la empresaria argentina Silvina Moschini.
Ahora bien, todo ese afán de crecimiento derivó en una cierta «masificación» de este tipo de empresas en el ámbito global, según considera Moschini, que el año pasado se convirtió en la primera mujer latinoamericana en presidir una tecnológica con un valor de mercado de más de 1.000 millones de dólares.
«Los ‘unicornios’ no son lo que eran antes. Ahora hay unos 820, a comienzos de 2022 vas a tener más de 1.000 (…). Para mí, no hay que creérsela», asegura en la entrevista a Efe Moschini, que recientemente viajó desde Estados Unidos a su país natal para visitar a su familia y trabajar con su equipo local.
CONVERTIRSE EN «UNICORNIO» NO ES EL FIN
Según Moschini, fundadora de Transparent Business -empresa de software de gestión de equipos remotos- y SheWorks -plataforma de contratación online para mujeres-, la categoría de ‘unicornio’ no debe considerarse como un «fin» en sí mismo, sino como una «señal» del mercado de que haces las cosas «lo suficientemente bien».
«Esto es parte del trabajo, este no es el fin. El fin es generarle valor a tus inversores, a tu equipo, a tus clientes y a todo lo que aportaron para que todos puedan salir con dinero y con una solución que haga la vida de la gente mucho mejor», subraya la emprendedora.
«Compañías grandes que den un buen retorno, punto. Eso es lo único que vale», agrega Moschini, cuya empresa matriz, Transparent Business, cuenta con una valoración aproximada de 3.200 millones de dólares.
En cualquier caso, la empresaria reconoce que el camino hacia ese punto de inflexión no es ni mucho menos sencillo, especialmente para las mujeres: sólo un 2 % de todo el capital de riesgo del mundo va a parar a mujeres emprendedoras, un porcentaje que retrocede hasta el 0,4 % en el caso de las latinoamericanas.
«Para las mujeres es infinitamente más difícil, porque a priori no te creen y la mujer está programada culturalmente para que te vean, pero no para que te oigan», considera Moschini, para quien la única diferencia entre un buen o un mal emprendedor es la capacidad de comunicar su idea «de manera contundente».
PROYECTOS EN MARCHA
Con el objetivo precisamente de «democratizar» el acceso a capital, Silvina Moschini y un grupo de empresarios lanzaron hace unos meses Unicorn Hunters, un ‘reality’ que combina entretenimiento televisivo con oportunidades de inversión para emprendedores y gente común («enrichtainment»).
Los seis primeros episodios lograron cerca de 14,5 millones de visualizaciones y obtuvieron unos 50 millones de dólares en solicitudes de capital, unos números que Moschini prevé superar con el salto a nuevas plataformas: «vamos a tener a cientos de millones de personas mirando el show y considerando invertir en estas compañías».
«Con distribución a través de las plataformas de televisión, ‘streaming’ y los acuerdos con los medios, nuestro objetivo es procesar más o menos 2.000 millones de dólares de inversión por año», manifiesta la empresaria, sobre una serie que contará, en sus próximos capítulos, con emprendedores de Chile, Reino Unido y Dinamarca, entre otros países.
La propietaria mayoritaria de Unicorn Hunters, con una participación del 51 %, es la misma Transparent Business, una compañía que ahora está «evaluando» salir a bolsa después de experimentar un crecimiento vertiginoso durante la pandemia.
«Estamos evaluando qué es lo que más valor va a traer a nuestros inversores, porque queremos salir en el momento adecuado», afirma la fundadora de Transparent Business, una firma que pretende crear, a través de Unicorn Hunters, un «portfolio diversificado» de hasta cincuenta empresas emergentes mediante participaciones de entre el 5 y el 10 %.
ARGENTINA, UN PAÍS CON «GRAN TALENTO»
Respecto al panorama en Argentina, la empresaria es reservada en sus opiniones y se limita a señalar que es un lugar de «gran talento», pero sin «grandes oportunidades locales» a día de hoy, debido a la crisis socioeconómica que atraviesa el país suramericano desde mediados de 2018.
Sin embargo, Moschini confía en las posibilidades que tiene Argentina de convertirse en una suerte de «maquinita productiva» para el resto del mundo, aprovechando las ventajas del trabajo a distancia.
«Hay talento de alta calidad que se puede exportar y esa misma escasez, que es una realidad que hay que asumir, hace que seamos (los argentinos) unos fantásticos emprendedores», asevera Moschini, agregando que todavía es necesario «trabajar con el sector público» en generar «mejores políticas de incentivos» para los emprendedores.