Guadalajara (México), 29 nov (EFE).- El cuerpo de las mujeres suele ser un objeto sobre el cual se levantan expectativas y mediante el que se les juzga, incluso en la literatura, afirmó este domingo la escritora mexicana Liliana Blum en la Feria Internacional del Libro (FIL).
“No se nos puede separar de nuestro cuerpo, es la única manera en que se nos juzga, muchas veces los hombres no van más allá del cuerpo, (para ellos) la cara es el gran espectacular”, dijo la narradora en el panel “El cuerpo como territorio literario” organizado por Grupo Planeta en la FIL de Guadalajara.
La autora del libro “Cara de liebre”, que tiene como protagonista a una mujer con la cara marcada por una cicatriz, señaló que la fealdad en un hombre no importa mucho, pero ese mismo defecto en una mujer lo es todo, y condiciona no solo la forma en la que otros la perciben, sino cómo ella se ve a sí misma.
El cuerpo de la protagonista, como la mayoría de las mujeres, es el espacio donde otros hombres y mujeres la juzgan, expresó Blum.
“Los hombres si tienen dinero, poder o fama tienen una serie de opciones, no importa cómo sea su cuerpo, el cuerpo de las mujeres siempre importa y creo que lo más pesado es cuando el cuerpo envejece y las mujeres que pasan de cierta edad se vuelven invisibles”, afirmó.
TERRITORIO SIN SOBERANÍA
De la mano del escritor mexicano Daniel Rodríguez Barrón, Blum y la escritora transgénero de origen argentino Camila Sosa Villada, ganadora del Premio Sor Juana Inés de la Cruz 2020, dialogaron sobre cómo el cuerpo es además el territorio en el que otros pueden decidir directa o indirectamente.
Sosa Villada, autora de “Las malas”, recordó que entre las comunidades trasvesti y trans es común que las personas modifiquen su cuerpo o su cabello por sugerencia o petición de los clientes, quienes muchas veces financian estos cambios.
“El cuerpo se vive como un triunfo sobre el deseo ajeno. En algún momento se pusieron de moda las anoréxicas y flacas, y las otras quedaban fuera de una fórmula del deseo detentada por los clientes que eran los que ponían el dinero», indicó.
«Se vivía para poder pagar eso, para hacerse cosas que te feminizaran y volvieran más deseable el cuerpo», añadió.
LLEGAN CAMBIOS
Es ese cuerpo el que era la moneda de cambio para muchas mujeres y hombres trans, y el territorio que estaban dispuestos a ofrecer, aunque en los últimos años esto ha cambiado, explicó la narradora.
“Todo el territorio que estábamos dispuestas a ofrecer estaba sobre nuestros cuerpos, al menos en mi generación, las que yo alcancé a tocar fue así, ahora, por suerte, las cosas han cambiado y ahora ya no es el único objeto a sacrificar, poseemos otras cosas que ofrecer, como las conferencias, nuestros libros o la actuación”, manifestó.
Con más 300 personalidades entre nobeles, escritores, diplomáticos, científicos y especialistas de 38 países, la Feria Internacional del Libro de Guadalajara se desarrolla en una edición especial virtual del 28 de noviembre al 6 de diciembre. EFE
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