Guadalajara (México), 2 dic (EFE).- La industria editorial afronta el reto de la Inteligencia Artificial (IA), un nuevo desafío para los derechos de propiedad intelectual pero que «no tendría que sustituir la creatividad y el ingenio que requiere este sector», coincidieron especialistas reunidos en la mexicana Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.
La preocupación por la inteligencia artificial se hizo evidente en la edición 37 de la feria considerada la más importante de habla hispana. Durante los nueve días, el tema apareció en mesas y charlas relacionadas con la actividad editorial hasta las que debatieron acerca de política exterior.
Para algunos especialistas consultados por EFE no hay que temer a este recurso, sino adaptarse a él, pues hasta el desarrollo actual sólo recopila y mezcla datos ya existentes, pero no podrá sustituir los procesos creativos que conlleva la escritura de un libro.
“No son máquinas creativas, sí pueden ayudarnos a hacer una imagen nueva, pero porque nosotros decimos quiero esto y quiero con aquello, entonces la creatividad siempre va a estar detrás, es el ser humano el que propone cómo hacer las cosas”, afirmó en entrevista Miguel Alcubierre, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Añadió que en los procesos creativos estará siempre la supervisión humana para saber si eso que la inteligencia artificial generó tiene sentido o si responde al contexto, consideró.
“Ahí también está el juicio humano, simplemente yo creo que lo va a facilitar muchísimo (el trabajo) no va a matar la creatividad, creo que al revés, nos va a ayudar a tener mayor creatividad y ser mucho más rápidos en probar nuevas ideas”, enfatizó.
En internet han comenzado a surgir videos o artículos con consejos acerca de cómo escribir un libro mediante el Chat GPT, el chatbot desarrollado en 2022, e incluso se han hecho públicas imágenes, diseños y fotografías creadas con esta tecnología, lo que hace preguntarse a mucha gente si sus trabajos serán sustituidos por una máquina.
Carlos Coello, especialista en este tema declaró a EFE que las industrias creativas deben ver a la inteligencia artificial como un apoyo para desarrollar su trabajo de una manera distinta
“No debiera afectarlos, es más bien un apoyo a la gente creativa, son los trabajos rutinarios los que están en peligro, seguramente sí (desaparecerán algunos trabajos) pero surgirán otros, esa es la buena noticia, van a desaparecer trabajos tal vez demasiado rutinario y van a surgir otros que ahora ni siquiera podemos imaginar”, expresó.
Kent Larson, director del grupo de investigación City Science en el MIT Media Lab, no es tan positivo en su análisis de los potenciales peligros y amenazas de la inteligencia artificial y afirmó en entrevista con EFE que un sector de las industrias creativas está comenzando a sentir los efectos de la aplicación de esta herramienta.
Le preocupan profesiones como el diseño gráfico o los que están en la industria del cine y la televisión, cuyas empresas quieren usar la inteligencia artificial para clonar digitalmente el rostro de actores y actrices sin una remuneración.
“Actualmente son empleos no de tan alto nivel, son de tareas más mundanas y automatizables, todavía los seres humanos conservan el nivel creativo o las altas tareas creativas, sin embargo, no sabemos qué puede pasar en los próximos cinco o diez años porque sigue avanzando la tecnología”, sentenció.
El caso de las empresas cinematográficas y televisivas de Hollywood ha prendido las alarmas para la industria editorial en la que existe el temor de que la inteligencia artificial aprenda y se apropie del contenido literario y desplace el trabajo de los escritores, un temor que no es del todo infundado, afirmó a EFE Marco Fernández, especialista del Instituto Tecnológico de Monterrey.
“El desafío es que la inteligencia artificial puede aprender de todo el contenido literario que sea consumido de datos y desarrollar su propio contenido creativo y eso puede desplazar las oportunidades creativas laborales de los escritores”, dijo.
No obstante, esta tecnología llegó para quedarse y hay que vivir con ella y adaptarse a ella, aseguró.
Larson y Fernández coinciden en que debe haber una efectiva regulación que permita a los profesionales de las industrias creativas aprovecharla con ciertos límites en la comercialización y la apropiación de contenidos.
“No podemos lanzar ninguna inteligencia artificial o tecnología que no puedan explicar sus propios creadores, la segunda propuesta es hacer pruebas para asegurarnos de que no generen daño antes de lanzarlas y la más radical se refiere a que se debe regularla para que no se use para generar ganancias monetarias, solo utilizarla para el beneficio social”, concluyó.
La edición 37 de la FIL concluye este domingo tras nueve días de actividades, arrancó el 25 de octubre, con un programa que reunió a 650 escritores de 45 países, 630 presentaciones de libros de distintos géneros y unas 3.000 encuentros literarios, culturales, gastronómicos y presentaciones musicales.