Buenos Aires, 11 oct (EFE).- Los fuertes controles cambiarios en Argentina incentivan el contrabando de granos, de los cuales el país suramericano es uno de los principales productores del mundo, para quedarse con las divisas o poder cambiarlas por pesos a un mayor valor, además de evitar pagar impuestos de exportación.
Según estimaciones de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina, el contrabando de granos asciende a 1,5 millón de toneladas anuales.
La cámara prevé que será un techo este año porque ha presentado denuncias a la Aduana argentina y el organismo estatal ha generado un alto riesgo a las llamadas empresas fantasma y detectado múltiples casos de salida de maíz partido, soja y otros hacia países limítrofes, según indican a EFE fuentes de la entidad.
El contrabando se proyecta mayormente hacia Paraguay y Brasil, que tienen capacidad de procesamiento, bien mediante sociedades falsas, bien cargando al hombro las bolsas. Los analistas no descartan contactos políticos para pasar la mercadería.
Los productores agropecuarios reciben ofertas para vender soja un 10 % más cara, de manera informal, de personas que tienen la logística armada para poder pasar por la frontera.
INCENTIVOS
“Hay un incentivo importante”, dice a EFE el economista de IERAL de la Fundación Mediterránea Juan Manuel Garzón, porque, “cuando se vende informal, el vendedor se queda con el derecho de exportación que no se paga al Estado y se gana la brecha cambiaria”.
La brecha cambiaria es la diferencia entre el tipo de cambio oficial (150 pesos el mayorista) y los libres (en torno a 300 pesos).
“Si se exporta de manera informal, el vendedor consigue dólares en el exterior y entra dólares al país sin pasar por el Banco Central, y puede conseguir el doble de pesos”, explica Garzón.
Se suma el incentivo impositivo, que en el caso de la soja es el derecho de exportación de 33 %, el más alto entre los granos.
Los contrabandistas, además, podrían quedarse con los dólares porque de forma legal el exportador está obligado a liquidar las divisas y el banco les paga en pesos.
Según calcula Garzón, “un camión de contrabando al sur de Brasil rinde económicamente tres camiones de manera legal”.
DE CARTÓN
La gran mayoría de las incautaciones de la Aduana es a “exportadores de cartón, que no tienen capacidad económica financiera” o que “tienen problemas en la trazabilidad» de la adquisición de los granos, que “pretenden exportar siendo una cáscara”, por lo que “son empresas de cartón” que “se constituyen al solo efecto de hacer la operación pero dejar las divisas afuera”, explican a EFE fuentes de la Aduana.
Son detectadas en el control posterior a la exportación: “Llevan a cabo las operaciones, no ingresan las divisas y cuando el Banco Central les hace un requerimiento, las empresas no existen más”, agregan.
Los exportadores también pueden desarrollar una operación de triangulación, por la cual facturan las operaciones desde un país vecino donde tributan menos impuestos, pero el embarque sale desde Argentina.
Las incautaciones por cuestiones netamente impositivas ascienden a 77.650 toneladas de granos hasta septiembre de 2022, según la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), un 66 % más que en todo 2021.
El administrador federal, Carlos Castagneto, explica que se ha “marcado una matriz de riesgo y una planificación estratégica hasta 2025” para investigar y fiscalizar diferentes actividades y que, mediante convenios con otros organismos, se trabaja “en la puesta en marcha de un sistema satelital y cruces de bases de datos para detectar acciones evasivas”.
CAMIONES Y BARCAZAS
Otros se animan a cargar barcazas por el río Paraná -principal ruta de exportación de Argentina- hacia Paraguay o Brasil o cruzan camiones por los pasos fronterizos no habilitados o en horarios marginales, cuando los controles son más laxos, o los acercan y complementan a hombro de personas o en chalanas por vía acuática.
A lo que decomisa Aduana, se suman Gendarmería -16.909 toneladas de granos hasta agosto pasado- y Prefectura Naval Argentina -1.022,1 toneladas de soja a septiembre último- por los pasos húmedos.
La Gendarmería lleva a cabo estas incautaciones en las provincias de Salta -fronteriza con Paraguay y Bolivia-, Chaco -limítrofe con Paraguay-, Misiones y Corrientes -linderos con Paraguay y Brasil- y Entre Ríos -con Uruguay- y Santa Fe y norte de Córdoba -donde hay acopio-.
Lo incautado por Gendarmería es el tonelaje más alto de los últimos 5 años, y los mayores decomisos, que superan lo retenido en Prefectura, son de soja (72 %), luego maíz, trigo y arroz.
Con todo, Garzón afirma que las estadísticas muestran que más del 90 % de los granos se exporta mediante operaciones formales.
Verónica Dalto