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22 de noviembre de 2024

Honduras recibe 2021 entre crisis económica y social en un año de elecciones

Tegucigalpa, 1 ene (EFE).- Honduras recibió 2021 con la devastación por la covid-19 y la causada por las tormentas tropicales Eta e Iota sufridas en 2020, a lo que se suman una crisis económica, política y social que arrastra desde 2009, luego del golpe de Estado al entonces presidente del país, Manuel Zelaya.

Solo la pandemia de covid-19, que se comenzó a expandir en marzo de 2020, le dejó al empobrecido país, al cerrar diciembre, 3.141 muertos y 122.763 contagios, según cifras oficiales.

A los daños de la pandemia, que además paralizó durante más de tres meses toda la actividad económica, se sumaron los estragos causados por Eta e Iota, que dejaron alrededor de un centenar de muertos, miles de damnificados y cuantiosas pérdidas materiales.

Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) y el Banco Central de Honduras, los daños que dejaron la covid-19 y las tormentas Eta e Iota superaron los 100.000 millones de lempiras (más de 4.140 millones de dólares), lo que representa un duro golpe para un país con 9,5 millones de habitantes, de los que más del 60 % son pobres.

RECONSTRUCCION Y RECUPERACION ECONOMICA PRIORIDADES EN 2021

Según analistas y fuentes del sector privado, la reconstrucción por los daños a la infraestructura y la recuperación de la economía, deben ser las prioridades en 2021, un año que será de elecciones internas, en marzo, y generales, en noviembre, las undécimas desde que el país retornó a la democracia, en 1980.

Directivos del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep) calculan que a causa de la covid-19 se perdieron unos 600.000 empleos, de los que muchos no serán recuperados porque muchas micros, pequeñas y medianas empresas cerraron, y otras se vieron obligadas a recortar personal.

El país necesita, además, recuperar la infraestructura destruida por las tormentas Eta e Iota, principalmente en el norte y occidente, que fueron las regiones más afectadas.

Los dos fenómenos dejaron destrozos en carreteras primarias, secundarias y terciarias; puentes, bordes de contención, pérdidas de cultivos agrícolas, viviendas, edificios públicos y privados, y muchas industrias inundadas, entre otros daños.

En algunas regiones bajas del extenso y fértil valle de Sula, en el norte, todavía hay aguas estancadas en las que asoman viviendas cuyos propietarios esperan que baje el nivel para saber si volverán a construir en el mismo sitio, como es el caso de Dunia Ponce, en el barrio Municipal, de La Lima.

«Yo no pude sacar nada, perdí todo, mi casa sigue inundada, no puedo entrar a ella, estoy esperando que baje el agua y lodo que todavía tenemos aquí», dijo este viernes a Efe en comunicación telefónica.

Dunia, de 37 años, madre soltera, con tres hijos, la mayor de 17, y los dos menores de 6 y 3 años, está viviendo en un espacio de la casa de su padre que utilizaba como bodega, que está situada a unos 20 metros de donde esta sumergida la suya.

Para subsistir, Dunia se dedica «a la venta de tortillas de maíz y baleadas» (tortilla de harina de trigo, doblada, con fríjoles fritos y queso rallado o mantequilla).

La familia de Dunia es una de las más de 1.500 que fueron afectadas en las inundaciones en el norte de Honduras entre el 4 y 20 de noviembre, cuando se produjeron las lluvias más intensas que dejaron Eta e Iota.

Algunas de esas familias damnificadas, dos meses después, siguen viviendo bajo puentes, como en el sector de Chamelecón, o en campamentos improvisados que levantaron a orillas y medianas de bulevares entre las ciudades de San Pedro Sula, La Lima y El Progreso.

ELECCIONES PRIMARIAS Y GENERALES

El país centroamericano, que tiene más pobres que hace 40 años, cuando retornó al orden constitucional, celebrará este año elecciones primarias en marzo, lo que solamente harán los tres partidos más grandes (Nacional, en el poder; Libertad y Refundación, primera fuerza de oposición, y Liberal) de una decena que participarán en las generales de noviembre.

En lo político, además, Honduras sigue sufriendo los efectos derivados del golpe de Estado de 2009, a lo que sumó una nueva crisis, en 2017, con la reelección del actual presidente, Juan Orlando Hernández, pese a que la Constitución no lo permite, bajo ninguna modalidad.

La reelección de Hernández, entre denuncias de «fraude», según la oposición, fue propiciada por una interpretación del sistema judicial hondureño, que ha sido salpicado por denuncias de corrupción de jueces y magistrados.

Sin haber resuelto las crisis de 2009 y 2017, Honduras inicia hoy la cuenta regresiva de un año político que, para algunos líderes de oposición, el gobernante Partido Nacional estaría buscando continuar en el poder bajo fraude, incluso no descartan que Hernández pretenda seguir en el poder, aunque el gobernante ha reiterado que no buscará un nuevo período en la Casa Presidencial.

Sobre el proceso electoral, el cardenal hondureño Oscar Andrés Rodríguez dijo hoy que los políticos que aspiran llegar al poder «deben pensar en el bien común».

Hernández cerrará su último año de Gobierno entre múltiples denuncias de corrupción y un Partido Nacional desgastado después de tres períodos consecutivos, iniciados en 2010, con Porfirio Lobo.

Lobo y Hernández también han sido salpicados por casos contra el narcotráfico, con familiares presos en Estados Unidos.

CONMEMORACION DE 200 AÑOS DE LA INDEPENDENCIA DE ESPAÑA

Honduras, al igual que Costa Rica, El Salvador, Guatemala y Nicaragua, recordará este año el 200 aniversario de su independencia de la Corona española, gesta lograda el 15 de septiembre de 1821.

El aniversario de la independencia, para el que el Gobierno hondureño tiene previsto eventos culturales, será recordado entre la pandemia, cuyas primeras vacunas se espera que lleguen en marzo, la destrucción que dejaron Eta e Iota, la pobreza y un proceso electoral del que se espera sea transparente para que no fracase la frágil democracia del país.

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