Al hablar de la noticia del pasado fin de semana, sin dudar se encuentra la denuncia del Ministerio de Defensa de Taiwán por la incursión de 39 aviones militares chinos en la zona de defensa aérea. Es una escena que se viene repitiendo desde el mes de octubre y la mandataria taiwanesa, Tsai Ing-wen, pidió a China, en su mensaje de Año Nuevo, que frene con su aventurismo militar.
Siendo este hecho del domingo la incursión más numerosa del año y la más destacada desde octubre, hay que recordar que China sigue considerando a la isla parte de su territorio, aunque está gobernada por autoridades independientes desde 1949.
Taiwán espera recibir una flota de 66 aviones, convirtiéndose en una de las flotas de F-16 más grandes de Asia, estos aviones fueron adquiridos en el 2019 por un acuerdo de USD 8.000 millones. Si se aceleran las entregas de los nuevos aviones, podría ser una última instancia de la administración de Joe Biden para defender a Taiwán, siendo esta más urgente que otros socios y aliados de Estados Unidos.
Otro conflicto es el de los Emiratos Árabes e Irán, donde este lunes se interceptaron 2 misiles balísticos que apuntaban a la capital, Abu Dabi. Este ataque no dejó víctimas, ya que los restos de los misiles cayeron en áreas separadas y no pobladas. El Ministerio de Defensa se encuentra preparado para enfrentar cualquier ataque o amenaza contra el Estado, según se informó.
Esto ocurre luego de que los rebeldes hutíes de Yemen, respaldados por Irán, se atribuyeran un ataque con aviones no tripulados el día 17 de enero, donde se ocasionó la muerte de tres personas y múltiples explosiones en la capital de los Emiratos Árabes. Este fue el primer ataque mortal que sufrió el país en años.
En respuesta, Adu Dabi -que lucha en Yemen- lanzó ataques aéreos contra la capital yemení, Sanaa, matando al menos a doce personas, además de un ataque del 21 de enero que dejó 82 muertos y 266 heridos en un centro de detención de Yemen. En este último ataque, los rebeldes hutíes culpan a Adu Dabi, pero este no se responsabiliza y trata de infundadas las acusaciones.
Todo podría ser peor, cuando el domingo la armada estadounidense detuvo un barco con cuarenta toneladas de un fertilizante que se utiliza para fabricar explosivos y se dirigía a Irán por una ruta que anteriormente fue utilizada para el contrabando de armas de los rebeldes hutíes de Yemen.
En un momento de gran tensión se produce esta incautación, lo cual da señal de mayor enfrentamiento y preparación de Yemen contra Emiratos Árabes.
Mientras, la situación en Ucrania se vuelve más densa y desafiante para la paz de la frontera con Rusia. Estados Unidos ya inició la evacuación de su personal de su Embajada en Ucrania, por el aumento del temor a la invasión rusa, y recomienda a todos los americanos en Ucrania que salgan del país, advirtiendo que la habilidad del Ejecutivo de ofrecer ayuda de emergencia a sus ciudadanos en Rusia está seriamente limitada.
Al mismo tiempo, la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) anuncia el movimiento de buques y aviones de combate hacia el este de Europa.
Boris Johnson, primer ministro británico, ya está liderando la creación de un paquete de sanciones económicas para Rusia en caso de que decida realizar un ataque al país vecino y ayudarán a los amigos ucranianos con armamento defensivo.
La Unión Europea ha decidió mantener aún a su personal diplomático en Kiev, a pesar de la tensión, mientras Australia y Reino Unido tomaron las mismas medidas que Estados Unidos con respecto a sus diplomáticos.
Toda esta inestabilidad lleva al mercado mundial a una depresión y caos, por el miedo a lo que pueda ocurrir en segundos en estos países en conflicto. También las respuestas o no acuerdos de Estados Unidos para llegar a la paz, agregando la variante Ómicron y los problemas de distribución de productos, crean una vista negativa a la economía mundial y al empeoramiento de las naciones.