La Habana, 22 dic (EFE).- María, cubana de 80 años, muestra los productos de su libreta de abastecimiento (cartilla de racionamiento) como quien juega al bingo. Con mucha molestia señala los alimentos «que se han perdido» este año.
«Mira, no me han dado el huevo, un pomo (frasco) de aceite…», se lamenta con EFE esta jubilada, que subsiste con una pensión de 3.000 pesos (25 dólares al cambio oficial) y que prefiere no dar su nombre verdadero.
Ella es una de las cubanas que, con conocimiento de causa, puede hablar de los cambios en las raciones desde que se instauró el sistema de abastecimiento normado hace 60 años. Y cómo las cantidades en ciertos artículos de primera necesidad han caído de forma drástica.
También formará parte de los millones a los que afectará la decisión del Gobierno de acabar con el subsidio universal de la libreta para comenzar a subvencionar a personas consideradas «vulnerables», como una medida de choque para hacer frente a una crisis económica que no cede.
Un análisis realizado por EFE de cartillas del municipio capitalino de Playa, que datan desde 1995, da cuenta de la caída en picado de la oferta de alimentos subvencionados.
Aunque no es una muestra representativa de toda la isla, da luz de cómo esto ha sido una tendencia a la baja desde hace dos décadas.
«Nadie puede vivir con esto (la canasta básica). Antes daban más cosas, es verdad, pero podías buscar en otros sitios. Ahora no puedes hacer eso», se queja.
La pensionista se refiere a las tiendas privadas, en donde un paquete de pollo puede costar más que un sueldo medio.
En los últimos 20 años, las raciones que más han disminuido han sido el café y el azúcar, ambos de producción nacional.
El café pasó de un promedio mensual de 2,2 onzas (62 gramos) en 1996, en medio de la gran crisis por la caída del bloque soviético -conocida en Cuba como el periodo especial-, para subir a las 7,3 (207 gramos) en 2003 y caer este 2023 a las 0,7 onzas (20 gramos, es decir, 90 % menos en las últimas dos décadas).
Lo mismo ocurre con el azúcar, tan vital para el cubano como el pan para un español o la tortilla para un mexicano.
En el caso del refinado, la media mensual en 1996 fue de 2,5 libras (1,1 kilos), en 2003 fueron 3,6 (1,6 kg) y en 2023 bajó a 1,7 libras (0,7 kg).
Inconsistencias en la libreta
Entender los cambios en las raciones es como buscar una aguja en un pajar. Varía de forma anárquica entre una bodega (tiendas en donde se ofertan los artículos subvencionados) y otra.
También depende de la disponibilidad por mes en un país que importa el 80 % de lo que consume y que está sumido en una profunda crisis económica desde hace tres años.
Para María, la carestía se agudizó desde la pandemia y se profundizó tras la aprobación de la tarea de ordenamiento, la reforma monetaria de 2021 que terminó con el peso convertible (cuc, equivalente a un dólar) y que en los últimos días el Gobierno ha reconocido que no ha cumplido sus objetivos.
Ella lo nota en cosas como el pollo. Buscarlo por el precio subvencionado es una cosa que, según ella, parece un juego de azar.
Por ejemplo, en una libreta analizada de 2020, el pollo y el pescado se consiguieron prácticamente en todos los meses. Mientras que en otra de 2023 hubo ocasiones como en febrero o mayo en el que no fue así.
Pero no es la única inconsistencia. María cuenta cómo los granos que le corresponden en un mes –como frijoles o garbanzos– se los adelantan en otro, en caso de que no haya suficientes en el futuro.
Este rompecabezas, que afecta en la vida diaria a millones, sobre todo a quienes viven al día, ha sido un dolor de muela en el Gobierno, que depende de lo que pueda importar al país para garantizar el suministro para la población.
Subsidiar personas
El Gobierno cubano anunció este miércoles para 2024 uno de sus mayores planes de ajuste macroeconómico en décadas, con subidas en los precios de la energía y el fin de los subsidios universales de alimentos básicos.
El primer ministro cubano, Manuel Marrero, explicó en la Asamblea Nacional (parlamento unicameral) que el objetivo es «no dejar nadie desamparado», reconociendo tácitamente el incremento de las desigualdades en el país socialista.
«Hoy nosotros le subsidiamos lo mismo a un ancianito pensionado que al dueño de grandes negocios privados que tiene mucho dinero», argumentó.
A Cuba le cuesta 1.600 millones de dólares anuales garantizar los alimentos de la canasta básica.
Es poco más del valor total de lo que importan las pequeñas y medianas empresas privadas, legalizadas en 2021 y que ofertan sus productos a precios exorbitantes.
Con un déficit fiscal de casi 19 % de su PIB para 2023, el mayor desde 1993, al país caribeño cada vez le cuesta más trabajo cumplir con el abastecimiento por la libreta.
María, la pensionista de 80 años, toma la situación con gracia: «A mi edad ya nada me asusta».
Juan Carlos Espinosa