Río de Janeiro, 2 dic (EFE).- La economía brasileña se contrajo un 0,1 % en el tercer trimestre del año frente al segundo, con lo que el país entró en «recesión técnica» por encadenar dos trimestres seguidos de crecimiento negativo, afectada principalmente por problemas climáticos, que desplomaron la producción agropecuaria.
Según los datos divulgados este jueves por el Instituto Brasileño de Geografía y Estadísticas, como el producto interior bruto (PIB) de la mayor economía latinoamericana ya había retrocedido un 0,4 % en segundo semestre, en el tercero encadenó dos períodos consecutivos de contracción, lo que configura recesión técnica.
La economía brasileña, sin embargo, creció un 4,0 % en el tercer trimestre en comparación con el mismo período de 2020, con lo que acumuló una expansión del 3,9 % en los últimos 12 meses.
Ese resultado aún es compatible con las proyecciones de los economistas según las cuales Brasil terminará 2021 con un crecimiento del 4,8 % tras haber sufrido en 2020 una retracción del 3,9 % por la crisis generada por la pandemia de la covid.
Según coincidieron tanto los analistas como el Gobierno, el revés del tercer trimestre fue puntual y provocado principalmente por el desplome de la producción agropecuaria y la consecuente caída de las exportaciones de alimentos, ya que tanto el consumo de las familias como el sector servicios, principales motores de la economía de Brasil, registraron crecimiento en el período.
El sector servicios, responsable por el 70 % de la oferta del PIB brasileño, creció un 1,1 % en el tercer trimestre impulsado por la reactivación de las actividades y el fin de las restricciones impuestas para hacer frente a la pandemia.
Y el consumo de las familias, responsable por el 60 % de la demanda del PIB brasileño, creció un 0,9 % entre julio y septiembre gracias a una ligera recuperación del empleo.
CAMBIO CLIMÁTICO
Pero ni la recuperación de los servicios ni del consumo revirtieron los daños provocados por los problemas climáticos.
La producción agropecuaria se desplomó un 8 % en el tercer trimestre por las intensas heladas que el país sufrió en junio y julio tras una larga y grave sequía a comienzos del año.
Esos factores causaron un desplome en la cosecha de productos como café (-22,4 %), algodón (-17,5 %), maíz (-16,0 %), naranja (-13,8 %) y caña de azúcar (-7,6 %).
Además, la sequía dejó en mínimos los niveles de las presas de las hidroeléctricas, mayores fuentes de energía del país, lo que redujo la generación y obligó al país a recurrir a sus térmicas, más costosas, para evitar un apagón.
La menor producción agropecuaria y la anticipación de la cosecha de soja provocaron una caída del 9,8 % de las exportaciones en el tercer trimestre, que también explica la contracción del período.
«La mayor crisis hídrica de Brasil en 90 años de historia y el registro de severas heladas tuvieron impacto tanto en los sectores intensivos de energía como en los sectores que dependen del clima, como la agropecuaria», alegó el Ministerio de Economía en un comunicado en el que citó los «factores climáticos adversos».
El Ministerio calcula que, si la producción agropecuaria no hubiera sido afectada por estos problemas, Brasil habría registrado un crecimiento del 0,4 % en el tercer trimestre frente al segundo.
Pese a los resultados negativos en los dos últimos trimestres, el PIB brasileño volvió al mismo nivel que tenía a finales de 2019, antes de la pandemia, y acumula un crecimiento del 5,7 % en los nueve primeros meses de este año.
Aunque la contracción del tercer trimestre puede ser atribuida a un problema puntual, la recuperación de la economía brasileña tras la pandemia continúa amenazada por la escalada de la inflación (más del 10 % interanual), el desempleo aún elevado (12,6 %), la reducción de la renta y el aumento de los intereses a sus mayores niveles en cuatro años.
Mientras que inflación, desempleo y costo del dinero altos amenazan con reducir el consumo el próximo año, la incertidumbre generada por la posibilidad de que el Gobierno eleve sus gastos en 2022, cuando el presidente Jair Bolsonaro intentará su reelección, carcome la confianza y genera turbulencias en los mercados.
Según un sondeo divulgado el lunes pasado por el Banco Central, los economistas del mercado redujeron su proyección para el crecimiento de la economía de Brasil en 2022 hasta un 0,58 % tras haber previsto una expansión del 2,5 % a comienzos del año.