Río de Janeiro, 16 may (EFE).- La economía brasileña, que se expandió un 2,9 % en 2022, se desacelerará en 2023, para cuando se prevé que el PIB sólo avanzará un 1,2 %, pero comenzará a reaccionar en 2024 con un crecimiento del 1,4 %, según las nuevas previsiones del FMI.
La revisión al alza de las proyecciones de crecimiento económico de la mayor economía de América Latina, ya que tan sólo esperaba un crecimiento del 0,9 % este año, constan en un comunicado divulgado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) este martes, cuando concluyó la visita de una misión del organismo a Brasil.
«El crecimiento de la economía está moderado, pero se espera que gane fuerza a partir del próximo año. Proyectamos una mejoría del crecimiento hasta el 1,4 % en 2024 y del 2,0 % a mediano plazo», afirmó la economista Ana Corbacho, que lideró la misión técnica del FMI que vistió Brasil entre el 2 y el 16 de mayo.
Corbacho también destacó que «la inflación disminuyó rápidamente con relación al pico al que llegó el año pasado pero que continúa elevada y que la expectativa es que vuelva a subir gradualmente».
Según los datos oficiales, la inflación interanual en Brasil bajó desde el 12,13 % en abril de 2022, cuando alcanzó su mayor nivel en doce años, hasta el 4,18 % en abril de este año, su menor nivel en dos años y medio.
En esa reducción contribuyó la política del Banco Central de elevar la tasa básica de intereses del país hasta el 13,75 % anual, su nivel más alto desde 2016, pese a las fuertes presiones del Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva para que el organismo emisor reduzca el costo del dinero y estimule el crecimiento.
Pese a los ataques de Lula a la autoridad monetaria, la cuestionada política del Banco Central fue defendida por el FMI.
«Bajar la inflación es crucial para proteger a las familias vulnerables, que son las perjudicadas por los precios altos. La política monetaria es consistente con la reducción de la inflación para acercarla a la meta, en línea con el régimen de metas para la inflación que tan bien le ha servido a Brasil», según el comunicado.
El FMI, sin embargo, le dio un espaldarazo a las iniciativas ya anunciadas por Lula para ajustar las cuentas públicas y garantizar la estabilidad fiscal, que el Gobierno considera que pueden ayudar a mantener la inflación bajo control.
«Apoyamos fuertemente el compromiso de las autoridades de mejorar la posición fiscal brasileña. Reforzar el marco fiscal, ampliar la base tributaria y enfrentar la rigidez de los gastos apoyarían la sustentabilidad y la credibilidad y, al mismo tiempo, ofrecerían flexibilidad, incluso para atender nuevos gastos prioritarios», afirma el comunicado.
El FMI dijo esperar un esfuerzo fiscal más ambicioso después de 2026, para cuando el Gobierno brasileño espera alcanzar un superávit fiscal primario equivalente al 1,0 % del PIB, que pueda «posicionar la deuda en una trayectoria finalmente descendiente y al mismo tiempo proteger los gastos sociales y la inversión».
El organismo también manifestó apoyo a las iniciativas del Gobierno de Lula para fomentar una economía sustentable, incluyente y verde.
«Las oportunidades para un crecimiento ambientalmente sustentable son considerables, en especial impulsando la ventaja competitiva de Brasil en energías renovables», según la nota del organismo.