Caracas, 19 ago (EFE).- La oposición de Venezuela denunció este miércoles los «abusos» que comenten los efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) contra los usuarios de las gasolineras, quienes tras hacer horas e incluso días de cola para repostar son desalojados del lugar bajo amenazas o sobornados para poder permanecer en la fila.
Venezuela enfrentó entre finales de marzo y mayo pasado varias semanas de una grave escasez de gasolina que mantuvo a miles de conductores en largas filas durante días para poder repostar hasta que llegaron, a finales de mayo, cinco buques con combustible iraní que abastecieron las estaciones de servicio.
Pero en las últimas semanas la escasez amenaza de nuevo y las colas interminables vuelven a ser parte del panorama venezolano, especialmente en las gasolineras que venden combustible subvencionado.
Con la vuelta de las filas de vehículos a la espera de surtir regresaron también los abusos, ya denunciados por numerosos usuarios en marzo y abril, que aseguraban que los funcionarios de la GNB les pedían dinero para poder permanecer a la espera de su turno o los desalojaban del lugar.
El presidente Nicolás Maduro aseguró entonces que tomaría medidas al respecto y averiguaría qué funcionarios se estaban lucrando a costa de la necesidad de los venezolanos, pero los abusos, si bien disminuyeron al reducirse la escasez y no haber largas filas, no desaparecieron.
Ahora, ante el temor a quedarse nuevamente sin gasolina, volvieron las colas y con ellas, según la oposición, los abusos de autoridad por parte de los funcionarios que sin explicación alguna amenazan a los usuarios.
La Asamblea Nacional de Venezuela (AN, Parlamento) alertó esta misma semana de que se están agotando las opciones para que el país caribeño pueda abastecerse de gasolina, un recurso que ya no produce pese a su amplia capacidad instalada y su materia prima.
La reciente incautación que hizo Estados Unidos de cuatro buques cargados con gasolina que navegaban hacia Venezuela para abastecerse de nuevo sembró el pánico entre los ciudadanos ante la posibilidad de volver a vivir lo ocurrido en marzo y mayo.
El cargamento que llegó en mayo supuso nuevas normas para la distribución del combustible, incrementando su precio hasta 0,50 dólares por litro, cuando antes de la crisis un solo dólar era suficiente para llenar los depósitos de miles de vehículos.
Además, la obligación de pagar el combustible en divisa en las estaciones de servicio no subvencionadas desarmó a miles de venezolanos sin acceso a dólares.
La opción que les queda es hacer cola durante horas o días en las escasas gasolineras que el Gobierno dejó con subvención, a un precio de 5.000 bolívares (0,0000035 dólares) el litro.