Bogotá, 27 oct (EFE).- La pandemia de la covid-19 amplificó aún más las desigualdades existentes en Colombia y tendrá un efecto negativo prolongado, que puede ahondarse con otros «choques extremos» como «los trastornos relacionados con el cambio climático», según un informe del Banco Mundial (BM) publicado hoy.
El informe «Hacia la construcción de una sociedad equitativa en Colombia» señala que la desigualdad de ingresos en el país es la más alta entre los miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la segunda entre las naciones de América Latina y el Caribe.
En esa línea, los ingresos del 10 % de la población más rica de Colombia son 11 veces mayores que los del 10 % de los ciudadanos más pobres.
«El choque de la pandemia exacerbó las desigualdades, es decir, que quienes sufrieron el choque de manera más severa por pérdida de empleo, de ingresos, fueron aquellos que ya eran pobres o aquellos en categoría de vulnerabilidad», explicó a Efe María Dávalos, economista del BM y una de las autoras del documento.
El impacto económico de la pandemia ha empujado el coeficiente de Gini hasta 0,54 en 2020 y arrastró a alrededor de 3,6 millones de personas más a la pobreza, según el informe que asimismo destaca que la covid-19 provocó también que la pobreza extrema aumentara en 5,5 puntos porcentuales y dejara a 2,8 millones de personas más sin poder cubrir las necesidades alimentarias básicas.
Como consecuencia de la pandemia, también se espera que aumente del 53 al 60 % la tasa de pobreza en el aprendizaje entre los niños de 10 años si los colegios mantienen un programa híbrido de aprendizaje hasta el 2021, o del 63 % «si el aprendizaje a distancia continúa durante todo el año».
La covid-19 también tuvo un impacto en el acceso al empleo porque «los trabajos del futuro también pueden estar fuera del alcance de muchos, debido a la lenta adopción de nuevas tecnologías entre los grupos desfavorecidos».
Otra cifra preocupante es que dos tercios de los hijos de los migrantes venezolanos no están matriculados en un colegio, mientras que esa cifra en los chicos no migrantes es menos de una décima parte.