Ciudad de México, 20 mar (EFE).- El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, inaugura este lunes el nuevo Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), una de sus obras de infraestructura insignia para el área metropolitana de Ciudad de México.
Pero desde su origen hasta su inauguración el proyecto se ha desarrollado entre polémicas. Estas son las claves de lo que el mandatario insiste en llamar «el mejor aeropuerto de México y uno de los mejores del mundo».
SU POLÉMICO ORIGEN
El AIFA es controvertido porque reemplaza desde 2018 al Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), una obra moderna del sexenio de Enrique Peña Nieto (2012-2018) que a su vez despertaba críticas por construirse sobre el lago de Texcoco y con contratos cuestionados por presunta corrupción.
Antes de siquiera asumir la Presidencia, López Obrador hizo en octubre de 2018 una consulta en la que participaron solo 1,1 millones de votantes, el 1,23 % del padrón electoral de entonces, que decidieron en una proporción de 70 % cancelar el NAIM, una obra de 13.300 millones de dólares con 30 % de avance.
El entonces presidente electo revivió su añeja propuesta de construir el nuevo aeropuerto en la base militar aérea de Santa Lucía, en Zumpango, Estado de México.
EL COSTO
Cancelar el NAIM costó más de 113.327 millones de pesos (casi 5.500 millones de dólares), según la Auditoría Superior de la Federación (ASF), órgano del Estado que primero estimó un costo de 331.000 millones de pesos (más de 16.000 millones de dólares).
Pero López Obrador, quien habitualmente presume de tener «otros datos», ha asegurado que con la obra en Santa Lucía se han ahorrado 125.000 millones de pesos (cerca de 6.050 millones de dólares).
El Gobierno afirmó la semana pasada que el AIFA tendrá un costo oficial de casi 75.000 millones de pesos (cerca de 3.600 millones de dólares), aunque una investigación del diario El Universal calculó el precio en casi 116.000 millones de pesos (poco más de 5.600 millones de dólares).
LA CAPACIDAD Y OPERACIÓN
La terminal tendrá una construcción de 384.128,16 metros cuadrados que podrá albergar 19,5 millones de pasajeros y 119.000 operaciones al año, según expuso el ingeniero constructor Raúl Miranda Rubalcaba en un recorrido previo para medios.
Pero el derechista Partido Acción Nacional (PAN), la mayor fuerza de oposición, denunció la semana pasada que será un «aeropuerto patito» porque solo tendrá 14 posiciones para aviones, la décima parte de la capacidad del NAIM.
El AIFA despega el lunes con solo nueve operaciones áreas de cuatro aerolíneas, de las que tres son nacionales: Aeroméxico, Volaris y Viva Aerobus, que volarán a Tijuana, Cancún, Monterrey, Guadalajara, Mérida y Villahermosa.
La única ruta internacional será a Caracas con la aerolínea venezolana Conviasa.
Aerolíneas extranjeras como Copa Airlines y Air Canada han descartado de forma explícita utilizar el nuevo aeropuerto para operar.
LA CONECTIVIDAD
El desaire de las aerolíneas internacionales se explica porque la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA, por su sigla en inglés) ha expresado dudas sobre la conectividad área y terrestre del nuevo aeropuerto.
El aeropuerto se inaugurará sin la operación del tren suburbano con el que López Obrador promete que una persona llegará en 40 minutos desde la estación Buenavista, en el centro de Ciudad de México.
El vocero de la Presidencia, Jesús Ramírez Cuevas, presentó una lista de 14 puntos de transporte público en los que promete trasladar a los usuarios con un tiempo mínimo de 42 minutos en la estación Indios Verdes, del norte de la capital, o un máximo de 1 hora 40 minutos de la plaza El Toreo.
Pero los usuarios criticaron esta infografía en redes sociales al afirmar que los tiempos ofrecidos por el Gobierno son en realidad el doble, además de que días antes de la inauguración el principal acceso terrestre al AIFA estaba inconcluso, por lo que cerraron la carretera México-Pachuca para terminar.
LA FALTA DE ESTUDIOS
El aeropuerto también ha despertado dudas porque su construcción se inició sin «el proyecto totalmente terminado y autorizado por la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) ni con el estudio de aeronavegabilidad», de acuerdo con la ASF.
El colectivo «Más Seguridad aérea, menos ruido», formado por pilotos y especialistas aéreos, han advertido de la imposibilidad de operar a su máxima capacidad el AIFA, el actual Aeropuerto Internacional de Ciudad de México (AICM) y el de Toluca, capital del Estado de México, como pretende el Gobierno.
Además de que asociaciones de pilotos como el Colegio de Pilotos Aviadores de México y la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA), que representa a empleados de Aeroméxico y Aeromar, compartieron en agosto pasado que persisten dudas para evitar colisiones.
EL CONTROL DEL EJÉRCITO
El AIFA también recibió críticas de defensores de derechos humanos porque representa un empoderamiento del Ejército, que administrará por completo el aeropuerto para obtener sus beneficios, según prometió el propio López Obrador.
El mandatario también encargó la obra a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) para que su construcción fuese «honesta» y rápida.
El ingeniero a cargo Miranda Rubalcaba indicó que «lo ideal habrían sido 3 o 4 años» de construcción, pero gracias al Ejército se entrega «en 2 años y 155 días».