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22 de noviembre de 2024

Los cultivos de hoja de coca en Bolivia aumentan un 4 % en 2021, según la ONU

La Paz, 29 nov (EFE).- Los cultivos de hoja de coca en Bolivia se incrementaron un 4 % en 2021 al pasar de 29.400 hectáreas en 2020 a 30.500 hectáreas el año pasado, informó este martes la Oficina de la Naciones Unidas Contra la Droga y el Delito (Unodc).

Estos datos están en el «Informe de Monitoreo de Cultivos de Coca en Bolivia 2021» elaborado por el organismo con financiación de la Unión Europea (UE) y que fue presentado en un evento con la participación del ministro boliviano de Gobierno (Interior), Eduardo del Castillo, y el vicecanciller, Freddy Mamani Machaca.

«Hemos subido un 4 % en Bolivia, el año 2020 (eran) 29.400 hectáreas, ahora estamos en 30.500 hectáreas», señaló el representante de la Unodc en el país suramericano, Troels Vester.

En la presentación del organismo se observa que el mayor incremento se dio en la zona central del Trópico de Cochabamba, con un 6 % más al pasar de 10.606 hectáreas de cultivos en 2020 a 11.270 el año pasado.

En la zona subtropical de Los Yungas de La Paz el aumento fue de 2 %, de 18.302 hectáreas en 2020 a 18.756 en 2021, mientras que en el norte del departamento paceño hubo una disminución de 9 %, de 510 a 464 hectáreas.

Vester explicó que las plantaciones de hoja de coca en las áreas protegidas bolivianas se redujeron en un 0,4 %, aunque remarcó las «diferencias en los diferentes parques nacionales», ya que mientras en el Amboró, en el este boliviano, hubo una reducción de 72 %, en Cotapata, en el norte paceño, se tuvo un incremento de 42 %.

SUPERFICIE «CONTENIDA»

El representante de la Unodc destacó los «esfuerzos del Gobierno» boliviano en la erradicación de los llamados cultivos excedentarios, ya que si bien el incremento de la superficie fue de 4 %, la destrucción de las plantaciones ilegales subió un 334 %.

Vester recordó que en 2019, el incremento de la superficie de cultivos de coca fue de 10 % y de 15 % en 2020.

«En base a estas cifras, hemos observado que para 2021, la superficie del cultivo de coca en Bolivia es estable y contenida, eso es un logro en sí mismo», añadió.

Por otra parte, anticipó que el Ministerio de Gobierno iba a presentar unas cifras «un poco diferentes» a las del reporte de la Unodc, algo que se da por «primera vez» en los 18 años precedentes a los informes elaborados por el organismo.

Vester aseguró que la Unodc está «de acuerdo con el Gobierno» boliviano en que «es tiempo de cambiar y revisar la metodología» empleada para la medición anual de las plantaciones de coca, lo que se empezará a aplicar para el siguiente reporte manteniendo los «estándares internacionales».

OBSERVACIONES EUROPEAS

El embajador de la UE en Bolivia, Michael Dóczy, consideró «malas noticias» el que no haya cambiado la tendencia de aumento de la superficie de cultivos de coca desde 2019, aunque resaltó que ha sido «a un ritmo netamente menor» y con dos consideraciones.

Una es el contexto regional en el que «hay mucho más incremento en los países vecinos», y la otra, el mundial, en el que tras la pandemia de la covid-19 se ha visto un aumento global de la demanda, producción y consumo de drogas.

También expresó su «especial preocupación por «la expansión de cultivos en áreas especialmente vulnerables y sensibles en un contexto de crisis medioambiental y cambio climático» y expresó su confianza en que el Gobierno boliviano continuará «sus esfuerzos en este ámbito».

Dóczy instó a continuar trabajando en la «erradicación y racionalización» de las plantaciones de coca además de apostar al «desarrollo integral» para dar «nuevas oportunidades sostenibles a los campesinos cocaleros de tener nuevos cultivos y mejorar sus condiciones de vida».

El diplomático recordó que la UE es el «mayor donante internacional» de Bolivia para la lucha antidrogas desde 2008, con más de 100 millones de dólares, además de otros 20 millones destinado a la política del desarrollo integral nacional.

La hoja de coca está consagrada en la Constitución boliviana por sus usos tradicionales y medicinales, pero una parte de la producción se desvía al narcotráfico para fabricar cocaína.

Desde 2017, Bolivia amplió la superficie de los cultivos legales de la planta de 12.000 a 22.000 hectáreas.

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