Buenos Aires, 15 jul (EFE).- La inflación, uno de los principales caballos de batalla de Argentina, se ubicó en el primer semestre del año en el 13,6 %, casi seis puntos menos que en el mismo periodo de 2019, pero subió al 2,2 % en comparación con mayo, a pesar de que gran parte del país estaba en cuarentena para frenar el coronavirus.
Según informó este miércoles el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC), los precios al consumidor llegaron en junio al 42,8 % interanual, lo que reafirma la desaceleración que comenzó en enero, aunque en términos mensuales el 2,2 % anotado fue mayor que el 1,5 % de abril y mayo, cuando en la gran parte del país ya solo se permitía la actividad de industrias y comercios esenciales.
Estos datos se dan en un contexto en el que los precios de servicios públicos como la electricidad y el gas están congelados por el Estado hasta fin de año; rige un acuerdo entre Gobierno y empresarios para establecer precios de referencia de productos básicos en supermercados y se mantienen fuertes restricciones para comprar dólares y evitar que una nueva devaluación del peso se traslade a los precios.
MAYOR SUBIDA EN LAS PRENDAS DE VESTIR
En el informe estadístico del INDEC se destaca que la cantidad de precios relevados en junio fue superior a la de mayo.
El sector que engloba las prendas de vestir y calzado fue el que mostró un mayor aumento de precios en junio (6,6%), seguido por la recreación y cultura (4,2%) y el equipamiento y mantenimiento del hogar (4,1 %), que representan únicamente a los establecimientos que pudieron ofrecer productos y/o servicios, ya sea de forma presencial, virtual o por envío a domicilio.
Por el contrario, la educación (0,4%) -las clases presenciales están suspendidas desde marzo en todo el país, pero se mantienen actividades virtuales- y otros bienes y servicios (0,3 %) fueron las de menor aumento en el conjunto nacional, mientras que ningún sector registró caídas de precios.
Los alimentos y bebidas no alcohólicas apenas variaron el 1 %.
UNA INFLACIÓN MAYOR A LA ESPERADA
Para junio, las agencias privadas consultadas por el Banco Central preveían una inflación del 2 %, aunque otros expertos apuntaban a entre 1,5% y un 1,8 %.
De cualquier forma, el 13,6 % acumulado en los primeros seis meses del año dista del 22,4 % registrado en el mismo periodo de 2019, cuando aún gobernaba Mauricio Macri (2015-2019), en cuyo mandato, en abril de 2018, se desató una profunda recesión que aún continúa, y que se va a ver agravada por los efectos de la pandemia.
Para encarar la problemática social a la que se enfrenta el país, que cerró 2019 con una inflación acumulada de 53,8 %, el nivel más alto desde 1991 y tenía al 35,5 % de las personas bajo la línea de pobreza, el Gobierno de Alberto Fernández ha desembolsado alrededor del 3 % del producto interior bruto en subsidios y ayudas a empresas y ciudadanos en situación de vulnerabilidad, en gran parte gracias a un aumento de la emisión monetaria.
A esta situación se suma la incertidumbre por la ya dilatada negociación entre el Ejecutivo y los acreedores de deuda externa para la reestructuración de casi 70.000 millones de dólares de bonos bajo legislación extranjera, que aún no se ha cerrado y cuyo eventual éxito se torna clave para la reconstrucción económica.
El pasado 9 de julio, Día de la Independencia argentina, el presidente Alberto Fernández destacó en su mensaje el acuerdo llegado con todos los gobernadores provinciales para «preservar la vida y la salud» de la gente en el marco de la pandemia, con las medidas de aislamiento dispuestas -muy criticadas por parte de la oposición- y llamó a «reconstruir» Argentina «entre todos».