Río de Janeiro, 7 feb (EFE).- El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, calificó este martes la privatización de Eletrobras, la mayor empresa eléctrica de América Latina, como una maniobra «maquiavélica» y, aunque descartó que el Estado vuelva a comprar el control, dijo que pedirá una revisión del contrato.
El líder progresista, que siempre fue un duro crítico de las privatizaciones y en especial de la venta del control del gigante eléctrico brasileño, afirmó que pese a poseer aún el 40 % de las acciones de la empresa, el Gobierno quedó en desventaja frente a los otros accionistas como consecuencia de un contrato «leonino».
«Lo que puedo decir es que fue un proceso errático; fue un proceso leonino contra los intereses del pueblo brasileño; fue una privatización de lesa-patria», afirmó Lula en una entrevista que concedió este martes a medios de comunicación y blogs alternativos.
El líder y fundador del Partido de los Trabajadores (PT) criticó especialmente los términos del contrato de privatización, que reducen la participación del Gobierno en las decisiones de la empresa y le impiden volver a asumir su control.
«El Gobierno tiene el 40 % de las acciones y solo puede participar en la dirección de la empresa como si tuviese el 10 %. Si mañana el Gobierno quiere comprar acciones tendría que pagar un precio tres veces mayor que lo que pagaría cualquier otro interesado. Es decir que promovieron una acción casi que de bandidos para que el Gobierno no vuelva a adquirir la mayoría», aseguró.
El jefe de Estado afirmó que le pidió a la Abogacía General de la Unión, responsable por los asuntos jurídicos de la Presidencia, que presente un recurso para que la Justicia «revise ese contrato leonino contra el Gobierno».
Afirmó que el objetivo es que el Gobierno pueda tener una participación mayor en la dirección y en el consejo administrativo de la empresa, acordes con su participación accionarial, y que el Estado pueda comprar acciones sin tener que pagar el triple del precio.
«Así como está (el contrato) se trata de algo irracional y maquiavélico, que no podemos aceptar», dijo.
La privatización de Eletrobras, en junio del año pasado, fue la primera de una estatal importante en la gestión del entonces presidente, Jair Bolsonaro.
Pese a las críticas contra la política económica liberal del líder ultraderechista, la venta del control de la estatal solo fue posible tras varios años de discusiones en el Congreso, que aprobó tanto el proceso como el modelo de privatización.
Con la venta de parte de las acciones de la gigante eléctrica, por las que el Estado recaudó 33.700 millones de reales (unos 6.480 millones de dólares al cambio actual), la participación pública en la compañía cayó desde un 70 % hasta menos del 50 %.
Eletrobras es responsable por un tercio de la generación en Brasil y posee cerca de la mitad de las líneas de transmisión del país.
Lula afirmó que su intención no es «juntar dinero para comprar de nuevo» el control de la empresa porque su prioridad es utilizar los recursos públicos en programas sociales, con énfasis en combatir el hambre.
El año pasado, poco antes de las elecciones presidenciales en las que Lula venció a Bolsonaro, el presidente de Eletrobras, Wilson Ferreira Júnior, afirmó que, independiente del Gobierno, difícilmente la gigante eléctrica volverá al control público por el alto costo que tendría la operación.