Cartagena (Colombia), 1 feb (EFE).- La periodista filipina Maria Ressa habla con tanto entusiasmo que casi hace olvidar que el panorama que describe es «aterrador»: un mundo donde unas pocas empresas nos perfilan a través de las redes sociales para venderle la información a unos líderes que están arrasando la democracia.
La Premio Nobel de la Paz de 2021 se ríe, a pesar de que habla con total seriedad, de un panorama en el que los «jóvenes estadounidenses blancos» se sienten amenazados y las redes les reafirman en ese sentimiento aderezado con odio y miedo.
«No es una coincidencia que haya un incremento de la violencia supremacista blanca en la extrema derecha y una radicalización de los partidos políticos aún más a la derecha», asegura en una entrevista con EFE en Cartagena de Indias, donde participó en el Hay Festival, y confiesa: «Es aterrador, están distorsionando todo».
Pregunta: Empezaré por una pregunta que hizo en el discurso de aceptación del Nobel: ¿qué está dispuesta a sacrificar ahora mismo por la verdad?
Respuesta: No sabes realmente quién eres hasta que tienes que luchar por ello y desde 2016 he aprendido que estoy dispuesta a sacrificar mucho por la verdad; tiene sentido, ¡soy periodista! Cuando empezamos (en Rappler, su medio) a ser atacados, en 2016-2017, no lo pensé dos veces, había que luchar por poder decir lo que estaba mal.
En 2019, cuando el Gobierno filipino lanzó diez órdenes de captura contra mí, vi que podía ir a la cárcel de por vida (…) Así que estoy dispuesta a arriesgar mucho porque creo que esta es una batalla crucial para el mundo y existencial para la democracia.
P: En ese mismo discurso también dijo que «la violencia en línea es violencia real», ¿qué significa eso?
R: Al principio decía que la violencia online lleva a la violencia real, pero ahora digo que la violencia online es violencia real. Empecé hablando sobre la radicalización de terroristas; una vez que ocurre la radicalización en línea había ataques en muchas partes del mundo.
Fue la desinformación rusa la que enseñó al mundo lo que se puede hacer en redes sociales, la guerra de información es de hecho el doctorado militar ruso. Lo que intentaron en 2014 fue cambiar la metanarrativa para la anexión de Crimea, una narrativa que al final era mentira y se usa ahora para la invasión de Ucrania.
P: Ya no hace falta buscar información en Internet para radicalizarse, sino que llega automáticamente, ¿no?
R: Exactamente. Hablemos primero de radicalización y luego de polarización y pondré a Filipinas como ejemplo. Las operaciones con información empezaron en 2014 con Rusia, que fueron los primeros en experimentar cómo podían explotar las redes sociales. Entonces, en 2016 Rodrigo Duterte es elegido presidente y ahí comienzan los dominós políticos porque un mes después llegó el Brexit y el resto de elecciones que acabaron en Donald Trump.
En 2016 los filipinos no vivíamos realidades diferentes y nos entendíamos, estábamos en el centro. Pero si eras pro Duterte girabas a la derecha y si eras anti, a la izquierda, según el algoritmo. Llegó 2017, 2018, 2019 y cuanto más se alejaban unos de otros, los puntos de vista se hacían más extremos porque no escuchan al otro lado.
Y cuando ya están polarizados, los algoritmos de distribución del contenido en Youtube, por ejemplo, cuando alguien de derechas pincha en una teoría de conspiración, será alimentado con más teorías de conspiración extremas hasta el punto que, como demostró Jonas Kaiser en Harvard, en Brasil la base de apoyo de Jair Bolsonaro fue creada por los algoritmos de Youtube y distribuida en Facebook.
Las redes unen a seguidores de teorías de conspiración extremas que de otra forma nunca se hubieran conocido en la vida real. A eso nos enfrentamos con la polarización y la radicalización.
P: Y así es fácil y barato para los populistas llegar a la Presidencia, ¿no?
R: ¡Claro! No solo fácil y barato, sino que las redes sociales son cómplices porque hacen dinero con estas operaciones de información. Rusia antes tendría que haber tenido agentes secretos en todos los países para poder cambiar la opinión pública de a poquito pero las redes sociales han hecho muy fácil manipular y modificar la opinión a gran escala. Dan a los gobiernos el poder de controlar nuestras mentes y sentimientos de forma personalizada. ¡Eso no tiene precedentes, nunca ha sucedido! ¡Y es peligrosísimo!
P: Y a pesar de todo, Mark Zuckerberg dice que Facebook no es político.
R: ¡Es una mentira! Decir que Facebook no es político es una mentira porque han tomado decisiones que han cambiado el mundo y destruido democracias. En Birmania, la ONU mandó un equipo (…) y Facebook envió el suyo y ambos llegaron a la misma conclusión: Facebook permitió el genocidio (contra los rohinyás). ¿Cómo pueden seguir justificando las muertes?
Es el momento de que Zuckerberg arregle Facebook y se convierta en un líder global porque solo él tiene el poder de hacerlo. Tiene que ser seguro para la gente estar en esta red.
P: Usted dice que hay que ser conscientes de lo peligrosas que son las redes sociales. ¿Cree que hay en 2023 quien no lo sepa? ¿O será que nos da igual?
R: ¡Es que son adictivas! Están diseñadas para ser adictivas. Creo que ahora es cuando la gente se empieza a dar cuenta de los peligros. Además, la gente (…) cree que no puede ser manipulada, especialmente en Occidente. Dicen: «ah, es cosa de gente analfabeta, solo la gente del sur puede ser manipulada».
P: Es esta retórica de «¿qué le va a interesar a Google o Facebook lo que yo haga?»
R: Y mientras tanto te clonan (…) Tu identidad, tu privacidad de datos, tus emociones y tu mente están siendo manipulados por el poder para moldear tu mundo, cómo piensas, cómo sientes. ¿Quieres perder tu independencia de esa forma? ¿Quieres vivir en ese ‘mundo feliz’ del que habla Aldous Huxley?
P: Además de Zuckerberg están Elon Musk y Jeff Bezos, todos parecen tener esta misma filosofía.
R: La ignorancia de una persona no debería determinar el futuro de todo un mundo. Y eso se aplica a cualquiera de estos billonarios blancos.
P: Después de Bolsonaro y la vuelta de Lula llegó el asalto al Palacio Presidencial en Brasilia. ¿Qué ha pasado en Brasil?
R: En las últimas elecciones los sondeos decían que Lula ganaría por más del 30 % y ganó por el 1 %. La sociedad civil luchó mucho para eso y luego vino la violencia: 6 de enero en EE.UU. y 8 de enero en Brasil. No es una sorpresa.
Cuando se permite que se expandan las teorías conspiratorias la gente se lo cree, y cuando te lo crees, no se pueden resolver los problemas (…) Cuando la confianza en nuestro sistema de comunicaciones se destruye, ¿de qué se fía la gente? El problema con la corrupción del ecosistema de información cuando las mentiras se expanden más rápido es que todo se derrumba.
P: Después de este auge de líderes antidemocráticos hay un viraje. ¿Nos estamos dando cuenta de lo que sucede y actuando para que no se repita?
R: Sí, pero no es suficiente porque el problema que provocó el efecto dominó sigue ahí. La sociedad civil brasileña tuvo que trabajar más duro para que Lula apenas ganase por un 1 %. Imagínate si tuviésemos leyes que controlasen la tecnología para que esto no implique tanto sacrificio, para que no seamos manipulados.
Ahora somos más conscientes del problema pero no debería ser tan difícil recuperar nuestra voluntad. Vivimos en un mundo al revés donde se premian las mentiras.
Irene Escudero