La Habana, 10 jul (EFE).- La buena gestión de la crisis del coronavirus en Cuba puede dar réditos en el futuro al sector turístico de la isla, aunque recuperar los niveles de 2019 podría tomar al menos dos años, considera el subdirector general de la hotelera Meliá en el país caribeño, Francisco Camps.
Cuba, con algo más de 11 millones de habitantes, registra hasta la fecha 2.413 contagios y 86 fallecidos. Casi todo el país excepto La Habana lleva varias semanas sin casos, y en la capital el promedio diario últimamente ha sido de menos de 15 nuevas infecciones diarias.
«Teniendo en cuenta todas las facilidades del sistema sanitario cubano no tengo ninguna duda de que Cuba puede salir muy reforzada. Para ello hace falta que el mundo nos crea, porque no siempre el mundo se cree las cosas buenas que pasan en Cuba», señaló Camps en una entrevista a EFE.
La isla, que tiene en el turismo una de sus principales fuentes de divisas, cerró sus fronteras a inicios de abril y ahora ha puesto en marcha un plan de reapertura que en su segunda fase, ya vigente en todo el país excepto La Habana, permite la llegada de vuelos chárter a algunos cayos de las costas norte y sur de la isla, sin acceso al resto del territorio.
BURBUJAS A PRUEBA DE VIRUS
Allí los turistas no tendrán contacto con la población local y los empleados de los hoteles alternarán una semana de trabajo y una de cuarentena en sus casas.
El responsable de Meliá confió en que esta idea de separar el turismo local y extranjero «sirva como la mejor prueba» de que Cuba es un destino seguro y está preparada para recibir visitantes sin correr riesgos.
«Esa separación entre turismo internacional y nacional es algo que no está aplicando ningún otro país, creo que es una medida muy positiva», comentó Camps, quien recordó asimismo que al menos en la fase actual de reapertura a todos los turistas se les efectuará un test PCR «obligatorio y gratuito» y que todos los hoteles cuentan con un servicio médico permanente que supervisa la situación.
Por el momento no ha llegado ningún vuelo a estas «burbujas» turísticas, algo que el ejecutivo atribuye a que en los principales países emisores de visitantes a la isla, como Canadá, todavía hay vigentes restricciones de viaje, en tanto la Unión Europea, otro mercado tradicional para la isla, «paradójicamente» no ha incluido a Cuba en el listado de países desde los que se puede acceder al área Schengen.
«Las operaciones de Canadá es difícil que podamos esperarlas hasta finales de agosto o principios de septiembre, esa es una realidad. Aunque son cuestiones que van cambiando según la evolución», señaló Camps.
Respecto a la UE, confió en que «en una ulterior revisión de ese listado Cuba pudiera entrar» porque «tiene una situación epidemiológica bastante controlada, las estadísticas lo demuestran».
El responsable de Meliá subrayó que las instalaciones, en cualquier caso, ya están listas para recibir visitantes (en el caso de la firma española, en sus establecimientos de los cayos Coco, Santa María y Largo).
PROTOCOLOS QUE PERMANECERÁN
También se aprovechó el parón de estos meses para remozar las instalaciones, «por tanto en el momento de la reapertura, todos los hoteles en general van a tener una situación mejor que el día que cerramos», dijo.
«El primer paso, que es estar preparados, tener definidos los protocolos y los hoteles y zonas donde podrían ir los huéspedes internacionales ya está dado», agregó, y destacó que la reactivación simultánea del turismo nacional también está permitiendo rodar y comprobar el funcionamiento de los nuevos protocolos de seguridad.
Entre ellos se encuentran la limitación de ocupación de los hoteles al 60 % y de aforos de restaurantes, el incremento de las medidas de higiene en todas las áreas, el uso de mascarilla por parte de todo el personal, el distanciamiento de las hamacas en playas y piscinas y la desaparición del «buffet» tradicional.
Unas medidas destinadas a permanecer «por lo menos hasta que exista una vacuna», consideró. Otras, como los cambios en la forma de limpiar las habitaciones y el cuidado extremo en la higiene de puntos de contacto como interruptores, mandos a distancia o pomos de las puertas, llegaron para quedarse.
«La conciencia o la necesidad de que los huéspedes dentro de sus expectativas tengan necesidad de seguridad en el más amplio sentido de la palabra es algo que va a permanecer», aseguró.
UNA RECUPERACIÓN LENTA
Camps reconoció que por el duro golpe que la pandemia ha asestado a la industria turística mundial la competencia entre destinos será «feroz»: «tenemos que aceptar la realidad de que va a ser una recuperación lenta donde se irán abriendo los hoteles en la medida que exista demanda».
«Ha habido que reinventarse, tomar algunas medidas reorganizativas y este va a ser un año en el que la empresa no va a ganar dinero en Cuba, vamos a tener algunas pérdidas que no estábamos acostumbrados a tenerlas», apuntó.
En Cuba, la mayoría de los hoteles estatales los operan compañías extranjeras mediante contratos de administración. Las españolas Meliá, Iberostar y Barceló gestionan el 70 % de las habitaciones en la isla (en el caso de la primera, 14.000 de las 50.000 plazas hoteleras de la isla).
«Sin volver ni mucho menos a la normalidad, empezaremos a encontrar un comienzo de esa normalidad a finales de año. Probablemente no con las cifras de turismo que tuvimos el año pasado y quizás podremos retomar cifras del 2019 en el 2022, para ser totalmente realistas», añadió el ejecutivo.