Lima, 3 oct (EFE).- El gobierno del izquierdista Pedro Castillo lanzó este domingo una «segunda reforma agraria» en Perú, una política nacional de desarrollo de la agricultura mediante tecnología, asesoramiento técnico y vías de comunicación que ha causado tanto grandes expectativas como temores en su país.
«Quiero dejar muy en claro que esta segunda reforma agraria no busca expropiar tierras ni quitar derechos de propiedad de nadie», aclaró Castillo este domingo, antes de decir que su gobierno plantea poner al Estado «al servicio» de los agricultores «relegados durante décadas, gobierno tras gobierno».
Aunque el Ejecutivo ha insistido en el carácter «técnico» de esta política estatal, eso no ha evitado resquemores entre la clase dirigente por su vinculación con la reforma agraria que se dio durante el gobierno militar de Juan Velasco Alvarado (1968-1973).
A esta impresión contribuyó que el gobierno de Castillo decidiera lanzar esta política precisamente un 3 de octubre, la misma fecha en que el nacionalista Velasco dio un golpe de Estado contra el presidente constitucional Fernando Belaunde, en 1968.
Velasco implementó una reforma agraria que hasta ahora divide a los peruanos entre los que destacan que acabó con los abusos que sufrían los campesinos y peones en el campo, mientras que otros consideran que frenó el desarrollo de la agricultura y rechazan que expropiara las propiedades de grandes terratenientes.
LA SEGUNDA REFORMA
La ceremonia de este domingo comenzó con un retraso de más de cuatro horas, ya que Castillo participó en una reunión previa con agricultores cocaleros mientras era esperado en la explanada de la imponente construcción inca de Sacsayhuamán, ubicada en una zona elevada en las cercanías a la ciudad del Cusco.
Castillo y las autoridades de su Gobierno fueron recibidos por el gobernador regional, Jean Paul Benavente, mientras que la explanada fue ocupada por cientos de representantes de organizaciones y gremios campesinos, sociales y comunales.
«Hoy vamos a impulsar el derecho y el desarrollo de los agricultores», afirmó el gobernante antes de sostener que la primera reforma agraria en su país «fue un proceso de cambio estructural, engarzado también en una lucha larga por los pueblos», pero que desde entonces los campesinos han vuelto a ser «ninguneados».
Señaló que, por ese motivo, «al fin el Perú se pone de pie para acabar con la explotación y la desigualdad que sostiene el agro», conformado por más de dos millones de pequeños productores que «son los hijos de este proceso y este cambio».
PRIMERAS MEDIDAS
La primera medida de esta nueva política, añadió el gobernante, será la creación de un «gabinete de desarrollo agrario y rural», que él presidirá y estará conformado por los «ministerios productivos» y con la participación gobiernos regionales y locales.
«Desde este gabinete se diseñará e impulsará las políticas para el desarrollo rural y agraria para nuestro país», sostuvo para luego anunciar que «en las próximas semanas» harán «correcciones» en la franja de precios y que durante su gestión se construirá una planta de fertilizantes en base a fosfatos.
También se plantearán reformas para darle a los agricultores «un acceso más justo a los mercados, con mejores precios», un programa «ambicioso» de compras públicas a la agricultura familiar, se construirán mercados de productores en todas las provincias del país y se creará «un ambicioso programa de siembra y cosechas de agua».
El mandatario dijo que, además, se dará un cambio estructural en la agricultura, con más asociatividad, infraestructura y fomento, beneficios tributarios para las comunidades campesinas y nativas, mejora en la infraestructura vial, impulso a planes de negocios y emprendimientos, así como electrificación y conectividad rural.
Tras añadir que se prepara un programa de servicio civil agrario, para que «miles de jóvenes universitarios» vayan al campo a apoyar técnicamente a los agricultores, dijo que se creará una banca de fomento agrario «con créditos directos en condiciones favorables».
Castillo sostuvo que, además, se creará «un fondo de la mujer rural, que permitirá desplegar programas de apoyo técnico, empresarial y social», porque «la segunda reforma agraria tiene también rostro de mujer».
EL PEDIDO DE LOS EMPRESARIOS
De esa manera, el gobernante salió al paso a los temores y dudas que han expresado los empresarios y grandes productores en los últimos días, ya que señalan que no se les ha convocado para participar en la nueva política agraria.
Esta semana, el presidente de la Asociación de Exportadores (ADEX), Erik Fischer Llanos, invocó al Gobierno a trabajar de forma coordinada y dijo que los empresarios entienden que este «será un espacio para seguir concertando y permitir la participación de actores del sector privado».
El representante de ADEX recordó que Perú es actualmente el primer exportador mundial de arándanos, quinua y espárragos frescos, y el segundo exportador mundial de uva y espárragos en conserva, así como el tercero de paltas (aguacates) y jengibre.
Sin embargo, la Asociación de Gremios Productores Agrarios del Perú (AGAP) denunció la exclusión del sector privado en el desarrollo de la reforma y pidió que se haga un análisis para mejorar la competitividad y productividad del sector.
El Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego creó en septiembre pasado un grupo de trabajo que se encargará, hasta el 31 de diciembre próximo, de formular el plan de la reforma y recoger información para contribuir a la reactivación económica y el fortalecimiento de las políticas del sector agrario y de riego.
David Blanco Bonilla