Ciudad de México, 8 ago (EFE).- El Gobierno mexicano prometió acabar con la exportación de petróleo en 2023, pero el alto precio del crudo ha beneficiado como nunca las ventas al exterior de Petróleos Mexicanos (Pemex) en medio de un polémico subsidio oficial a las gasolinas que ha costado más de 20.000 millones de dólares.
Durante la primera mitad del año, la petrolera del Estado mexicano obtuvo 16.750 millones de dólares por la venta de barriles de petróleo, lo que significó un 54 % más de ganancias respecto al mismo periodo de 2021, aunque su volumen de ventas disminuyó 5 % en este mismo lapso.
De acuerdo con el último reporte de Pemex, entre enero y junio exportó 5,68 millones de barriles de petróleo, es decir, 290.000 menos que en los primeros 6 meses de 2021.
El crudo mexicano promedió un costo de 97,8 dólares por barril durante los primeros 6 meses de 2022, con precios desde los 70,9 dólares el barril, al inicio del año, y picos de hasta 119,62 dólares por barril, como el 8 de marzo pasado, según cifras oficiales.
En este contexto, Pemex informó de beneficios netos por 12.703 millones de dólares en el primer semestre de 2022, un dato positivo contra las pérdidas de 22.993 millones de pesos (1.150 millones de dólares) del mismo periodo de 2021.
«(Pemex) estaba en bancarrota y está renaciendo, está saliendo adelante, está siendo rescatada, tiene utilidades, tiene ganancias para el pueblo de México», afirmó este lunes el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador.
PEMEX, LEJOS DE SU META
Aunque las finanzas de México ya no dependen en su mayoría de sus ingresos petroleros, es muy poco probable que el país deje de exportar crudo en 2023 como anunció el presidente Andrés Manuel López Obrador en diciembre pasado, explicó a Efe Víctor Gómez, director de Inteligencia de Datos en la Fundación Rafael Dondé.
“Esta idea de que darle más recursos a Pemex y reducirle la carga fiscal para que administre sus recursos, en un escenario de precios altos, vemos que no necesariamente se cumple” señaló el economista.
El especialista en finanzas públicas y política energética aseguró que “no solo no puede dejar de exportar», sino que «además resulta poco probable que el Gobierno mexicano pueda dejar de depender de la exportación del petróleo como una fuente de recursos”.
Gómez, también experto de «¿Cómo Vamos?», una organización de economistas México, explicó que los recursos petroleros son muy reducidos porque representan 4 % del producto interno bruto (PIB) mexicano, pero “sí es una nota positiva” para las finanzas públicas, por lo que al Gobierno mexicano le convienen precios altos.
Según datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), los ingresos petroleros crecieron un 29,4 % interanual en la primera mitad de 2022, al pasar de 2.931,29 millones de pesos (unos 142,99 millones de dólares) en el mismo periodo de 2021 a 3.305,12 millones de pesos (161,23 millones de dólares).
De estos recursos, Pemex aportó el 59,9 % del total.
Pero estos ingresos se han visto contrarrestados por los subsidios del 100 % que el Gobierno aplica desde marzo al impuesto especial de los combustibles, que han costado 430.000 millones de pesos (casi 21.000 millones de dólares) en lo que va del año, según reveló el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, la semana pasada.
PRECIOS VOLÁTILES
Gómez previó que los precios del crudo mexicano se mantengan en niveles cercanos a los 90 dólares hasta el cierre de 2022.
Gonzalo Monroy, socio director de la consultora energética GMEC, coincidió en que una recesión, principalmente en Estados Unidos, principal socio comercial de México, presionaría a la baja los precios del petróleo, pero “los factores de riesgo son muy volátiles”.
Sostuvo que, de materializarse la parálisis económica, la mezcla mexicana caería hasta los 80 dólares, pero si hay crecimiento, China muestra indicadores favorables y “hay un horizonte de paz entre Rusia y Ucrania” se puede elevar a los 115-120 dólares por barril.
Monroy también advirtió que los precios altos son resultado de una menor extracción petrolera a nivel global, por lo que una disminución de la incertidumbre y una mayor demanda presionarían los precios del crudo.
Dijo que la falta de inversión en la extracción mundial de crudo se debe principalmente a políticas medioambientales de reducción de contaminantes y combustibles fósiles y por la invasión rusa a Ucrania.
Precisó que Rusia afecta “una parte muy importante del mercado global”, mientras Arabia Saudita extrae el mayor volumen posible para acercarse a los 13 millones de barriles y Estados Unidos, “que puede producir todavía más no lo está haciendo”.
Detalló que de los pocos países que aumentan su producción son Guyana, Brasil y el oeste de África. En tanto que “en lugares tradicionales”, como México y Noruega, “no están produciendo lo suficiente como para poder darle la vuelta”.