Santiago de Chile, 11 jun (EFE).- La Justicia chilena ratificó la sentencia que condena al Estado chileno por el derrumbe de la mina San José, un viejo yacimiento donde 33 mineros quedaron atrapados durante 69 días en 2010, pero rebajó la indemnización a la mitad para 31 de las víctimas.
La Corte de Apelaciones de Santiago bajó a 40 millones de pesos, alrededor de 55.000 dólares, la cantidad que el Estado debe pagar a cada uno de los afectados por «haber faltado a su deber de protección, actuando con negligencia» y ocasionando «daño moral y psicológico».
En 2018, se estableció una indemnización de 100.000 dólares, pero el Consejo de Defensa del Estado (CDE) apeló la sentencia al considerar que ya habían sido compensados con las pensiones vitalicias que reciben, que ronda los 400.000 pesos, cerca de 550 dólares al cambio actual (la mitad de lo que cobraban en el yacimiento).
El derrumbe de la mina San José, un viejo yacimiento en el norte de Chile, tuvo en vilo a todo el mundo: los 33 hombres fueron sacados sanos y salvos de las entrañas de la tierra en un rescate faraónico, que despertó el orgullo de todo un país y fue seguido en internet por más de mil millones de personas.
El desafío del rescate era descomunal: la única vía de acceso a la vieja mina San José, a 830 kilómetros al norte de Santiago, había sido bloqueada por una roca de 200 metros de alto, y en la hazaña llegó a participar la NASA.
El desastre de Atacama, la región donde tuvo lugar, fue producto de un cóctel de negligencias por parte de la empresa dueña del yacimiento, que salió absuelta en el proceso, y de una falta de fiscalización de las autoridades, que para 2010 solo realizaron 2.400 controles en todo Chile, el principal productor de cobre del mundo.
Los mineros se convirtieron en una suerte de héroes nacionales por su resiliencia y su trabajo en equipo y viajaron por todo el mundo contando su hazaña, pero su realidad ha día de hoy es muy distinta y muchos denuncian abandono y secuelas psicológicas.
Si bien la gran minería chilena cuenta con unos estándares de seguridad y una tecnología de primer nivel, los expertos y los sindicatos coinciden en que el talón de Aquiles sigue siendo la pequeña minería.
El último accidente fatal tuvo lugar hace apenas dos semanas, cuando dos trabajadores murieron tras producirse una explosión en un yacimiento a 400 kilómetros al norte de Santiago.