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22 de noviembre de 2024

Reducir la brecha digital: un reto clave para la educación en las zonas más remotas

Montevideo, 1 ago (EFE).- Reducir la brecha digital para garantizar el acceso al conocimiento incluso en los lugares «más remotos» del mundo es un reto clave en un contexto donde la educación depende cada vez más de una tecnología que produce en las aulas un cambio «enorme».

Así lo expresa en una entrevista con EFE la directora general de ProFuturo, Magdalena Brier, quien enfatiza la importancia del objetivo que este programa, integrado por las fundaciones de las españolas Telefónica y La Caixa, persigue desde 2016: «hacer llegar la educación digital a los lugares más remotos del mundo».

CERRAR LA BRECHA

Invitada por la Unesco para la presentación en Montevideo de su último Informe de Seguimiento de la Educación en el Mundo, titulado «Tecnología en la educación: ¿una herramienta en los términos de quién?», la española dice tener claro que la conectividad «llegará a todos los rincones del mundo» pero que esto «no va a ser inmediato» y, por ende, hay que atender el impacto de la brecha que se abre.

«La brecha digital va creciendo y creciendo. El mundo digital se desarrolla y el 80 % de la población no tiene acceso, no puede ser, entonces consideramos que hay que hacer un esfuerzo muy importante en dar formación y acceso a competencias digitales más que nada en esas poblaciones remotas y rurales», subraya.

A lo que dice que antes de la pandemia la educación digital «se consideraba como un lujo de pocos países», Brier puntualiza que esa visión no era la de ProFuturo, que se creó antes y bajo la concepción de esta como «una herramienta para el acceso universal a la educación de calidad».

Con presencia en 45 países de Latinoamérica, el Caribe, África y Asia, ProFuturo ha beneficiado, según Brier, a más de 28 millones de niños y a través de tres modelos de intervención: «integral», «masivo abierto» y «de refugiados».

«Llegamos con equipamiento, con plataformas que no necesitan ni conectividad, precargadas en nuestros equipamientos. Se crean redes privadas en las clases y el equipamiento consta de un ordenador con su plataforma y sus contenidos y 40 tabletas», detalla.

APOYAR A LOS DOCENTES

En tanto señala que en un país «muy avanzado tecnológicamente» como Uruguay -donde la propuesta llegó en 2018 pero existe desde 2007 el fuertemente alineado con estas metas Plan Ceibal- se pone el énfasis en asignaturas como programación, pensamiento computacional o robótica, Brier destaca que un aspecto clave para ProFuturo es la formación docente.

Para la empresaria, es importante que las competencias de los profesores y maestros estén «perfectamente definidas» y es por ello que el programa tiene una herramienta de autodiagnóstico de competencias, así como tutorías para reforzar un proceso que, puntualiza, es complejo.

«Hay una tasa de abandono alta en la formación en línea por parte de los docentes y nosotros lo que pretendemos es animarles, empujarles a que a que sigan enganchados en esa formación y la terminen», señala quien acota que desde 2016 se formó a un total de 1.300.000 docentes.

A esto añade que los lugares donde interviene ProFuturo «normalmente tienen una formación baja y aprecian esta formación», sobre todo si se consigue una certificación de los gobiernos, cuyo apoyo, dice, es clave «para que puedan seguirse formando».

UN CAMBIO ENORME

Preguntada sobre el impacto que tiene la llegada de esta tecnología a las aulas de las localidades aisladas a las que apunta el programa, Brier dice que «el cambio es enorme» y que ya hay estudios que demuestran que «sube la motivación» y «no hay absentismo» cuando se introducen los contenidos.

«A los niños les gusta mucho la tecnología, compartir ese conocimiento digital, ver cómo es la circulación de la sangre en el cuerpo jugando con ella (…) Se trata de que con la tecnología el docente sea capaz de crear en la clase un efecto especial, una experiencia de aprendizaje importante», recalca.

Según la española, el programa, que ofrece un currículum «universal» en ciencias, lengua y ciudadanía con «un hincapié» en matemáticas, pensamiento computacional y robótica, tiene toda una metodología detrás, pues «hay que tener una ruta» para lograr hacer realidad el impacto de la enseñanza digital.

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