Buenos Aires, 5 oct (EFE).- Sergio Massa, candidato oficialista a la Presidencia argentina, se exhibió este jueves como un ‘pibe’ (chico) emocionado por el fútbol mientras sus principales rivales, el libertario Javier Milei y la aspirante de Juntos por el Cambio (centroderecha), Patricia Bullrich, se ‘contraprograman’.
A falta de tres días para el segundo debate preelectoral en el que participarán junto a los otros dos candidatos, el peronista disidente Juan Schiaretti y la izquierdista Myriam Bregman, en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA), los principales aspirantes a la segunda vuelta y, por ende, a ocupar la Casa Rosada desde el 10 de diciembre mantuvieron actividades muy diferentes.
La ciudad costera de Mar del Plata, epicentro de la actividad turística en el verano argentino, celebra hasta este viernes la 59a. edición del Coloquio del Instituto para el Desarrollo Empresarial de la Argentina (IDEA), un destacado foro del sector, que este año tenía como principal aliciente la presencia de los candidatos más votados en las primarias para mostrar sus propuestas.
Finalmente, sólo la que fuera ministra de Seguridad en el Gobierno de Mauricio Macri (2015-2019) intervino sobre el escenario, mientras que Milei elegía otro ámbito para dar su discurso: un restaurante en la misma ciudad y a la misma hora que hablaba la candidata de Juntos por el Cambio. Una contraprogramación en toda regla.
El libertario no sólo captó la atención de la prensa acreditada para el foro empresarial, sino que el doble de los empresarios que él había previsto -unos 50 inicialmente y se concentraron cerca de 100- se escapó del coloquio de IDEA para escucharle en ‘petit comité’. No obstante, como pudo comprobar EFE, muchos de ellos esperaban algo más.
El ‘pibe’ del 78
Mientras, a 427 kilómetros de distancia, en la misma provincia de Buenos Aires, pero más cerca de la capital del país, en el predio que la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) tiene en la localidad de Ezeiza y que fue bautizado con el nombre de Lionel Messi después del Mundial de Qatar 2022, Massa se dedicaba al mundo del balompié.
En su rol de ministro de Economía, acompañó al presidente de la AFA, Claudio Tapia, y al titular de Turismo y Deportes, Matías Lammens, en una conferencia de prensa para hablar de la elección de Argentina como una de las seis sedes en las que se jugará el Mundial Centenario 2030, junto a España, Portugal, Marruecos, Uruguay y Paraguay.
Como hombre muy cercano al fútbol -está muy ligado al Tigre, equipo de la ciudad donde reside-, no dudó en hablar de la «emoción» que suponía para él haber colaborado en avalar una eventual organización sudamericana del Mundial 2030 -que finalmente se redujo a albergar los partidos inaugurales de Uruguay, Argentina y Paraguay antes de que el torneo se traslade por completo a Europa y África-.
«En el 78 yo tenía casi 7 años y mi máximo recuerdo es salir al balcón de la casa de mis viejos con la camiseta viendo a la gente festejar. Entonces ahora, saber que pusiste un granito de arena para que tu país sea la casa de algo tan importante como un Mundial, es algo muy emocionante», señaló en alusión a la Copa del Mundo organizada en Argentina en plena dictadura militar (1976-1983).
Más allá de su papel como representante del Ejecutivo, Massa recibió el apoyo electoral de Tapia y dejó algunos guiños como candidato. Así, propuso que, en lugar de que Buenos Aires sea la sede para el partido inaugural de Argentina en 2030 «y sin que se enfaden los porteños», haya «una mirada federal» hacia ciudades como Córdoba, Santiago del Estero o Mendoza, lugares en los que ya ha jugado la Albiceleste.
Además, la primera cancha que mencionó como «claramente un estadio que, con inversión, puede ser sede de un evento así» fue el Mario Alberto Kempes, de Córdoba, precisamente la ciudad donde gobierna Schiaretti, uno de los candidatos a los que el ministro ha tendido su mano para un «gobierno de unidad nacional».
El propio político cordobés había dicho en la víspera que ponía «a disposición» de la AFA ese estadio, que está «avanzando en el proyecto de modernización» para ampliar su capacidad a 72.000 espectadores.
En un país donde el balompié y la política se entrecruzan constantemente, mientras dos contendientes se ‘contraprogramaban’ en el marco de un foro empresarial, Massa volvió a ser un ‘pibe’ emocionado por el fútbol.
Concepción M. Moreno