Riobamba (Ecuador), 18 nov (EFE).- Tradición, sostenibilidad y desarrollo rural se combinan en el proyecto «Siembra por contrato», del que se han beneficiado cientos de pequeños agricultores de varias zonas de Ecuador, entre ellas de la Sierra central, donde se concentra el 30 % de la pobreza del país.
Unos dos mil agricultores se han acogido hasta ahora al programa «Siembra por contrato», impulsado desde marzo pasado por el Gobierno ecuatoriano y por la empresa privada Cervecería Nacional (CN), con el fin de repotenciar el cultivo artesanal bajo nuevas reglas de calidad, trazabilidad y conocimiento ancestral.
José Luis González, presidente de CN, explicó hoy a Efe que hace más de una década aplican un proyecto para desarrollar la cebada en Ecuador y que, a partir de éste, crearon con el Gobierno un sistema de incentivo que «permita pagar un precio mucho más competitivo que el importado».
Así, por el precio del quintal de cebada, que en el mercado bordea los 13 dólares, CN paga 20 a los agricultores, una facilidad que aplica porque se beneficia de la reducción de impuestos a los consumos especiales a los que se acogen cervezas que tengan mínimo un 70 % de materia prima local.
Por ese incentivo «podemos, incluso, invertir en tecnología, en maquinaria y en financiamiento para todos los agricultores».
UNA NUEVA RELACIÓN
El proyecto, alentado desde el Gobierno con la Ley de Simplicidad y Progresividad Tributaria, aprobada en diciembre de 2019, busca beneficiar a artesanos, microempresarios y productores de la economía popular y solidaria, sentando nuevas bases de producción bajo una relación comercial justa y transparente.
Con ese incentivo «podemos garantizar el precio a todos los agricultores, y por eso ‘Siembra por contrato’. Una vez que ellos comienzan a sembrar, ya tienen un contrato de venta con nosotros, lo que baja el riesgo de la siembra en Ecuador», explicó González.
Con una inversión de once millones de dólares en los primeros cinco años, «Siembra por contrato» prevé comprar en su primer año la producción de más de 6.000 hectáreas de cebada, maíz y arroz a pequeños agricultores, con lo que mejorarán las condiciones de vida en zonas rurales.
Productores de las provincias de Chimborazo, Imbabura, Pichincha, Tungurahua, en la Sierra, así como de las provincias tropicales del Guayas, Los Ríos y Bolívar, ya se han sumado al proyecto, que en el futuro se prevé que ofrezca empleo directo a 20.000 personas e indirecto a otras 60.000.
«Lo que queremos es no solamente ayudarlos en la siembra sino en la cosecha, cómo hacerlo de la manera más productiva, y ayudarlos en la venta», dijo González en un acto este miércoles en la zona de la Hacienda Pantaño, en la provincia de Chimborazo.
EL AGRO: UN 8 % DEL PIB
Allí, miembros del Gobierno y el directivo de Cervecería Nacional expusieron los resultados de los primeros ocho meses de programa, que apuntalan la reactivación económica de uno de los principales sectores del país, el agro, así como el desarrollo sustentable y el rescate de productos tradicionales.
Según datos del Ministerio de Agricultura, el sector aporta un 8 % al PIB y generó en 2019 más de dos millones de puestos de trabajo.
Una actividad que en los últimos años se ha caracterizado por la precariedad laboral, la falta de competitividad y, muchas veces, una relación abusiva de los distribuidores hacia el pequeño productor.
En ese sentido, «Siembra por contrato» incluye el acompañamiento del agricultor a lo largo de todo el proceso, con técnicas modernas de trazabilidad, asesoramiento técnico en siembra y cosecha, y la aplicación de tecnologías que respetan el trabajo artesanal.
«Demuestra que sí podemos continuar sembrando futuro cuando se cree en el país. Se impulsa la producción local y se genera empleo», dijo sobre el proyecto el ministro ecuatoriano de Producción, Iván Ontaneda.
Y es que, aparte de los más de 800 agricultores directamente involucrados, dos millares más han expresado ya su interés por formar parte del programa, que tiene entre sus planes a cinco años la adquisición de la producción de 30.000 hectáreas y beneficiar a 178.000 personas directa e indirectamente.
El ministro de Agricultura, Xavier Lazo, destacó la conexión directa entre las familias campesinas y la agroindustria para garantizar «condiciones de comercialización sumamente estables, inclusive ya pensando en crecimiento en algunos años. En el caso de la cebada, inclusive tenemos una posibilidad de exportar a los países vecinos», dijo a Efe.
SIEMBRA DE ESPERANZAS
Los cultivos dentro de esta iniciativa se destinan a la producción de una nueva cerveza llamada «Nuestra siembra», fabricada 100 % con ingredientes ecuatorianos: arroz, maíz y cebada.
Con ello, se ofrece una seguridad al agricultor al garantizar la venta de su producto, y a un valor superior al costo promedio del mercado ecuatoriano.
El productor Renán Sadva se mostró «muy entusiasmado» por la reactivación de la siembra de cebada en la provincia de Chimborazo, concentrada otrora en las papas y legumbres.
En una parcela de unos 8.000 metros, Sadva utilizó menos de dos quintales de semillas y logró una producción de 43 quintales de cebada, con una venta asegurada gracias al programa.
«Lo veo como algo magnífico, que está renovando nuestra remuneración y en tiempos tan cortos», dijo a Efe al calificar como «razonable» el haber recibido 22 dólares por quintal.
Impulsada por la idea de vender sin intermediarios, Fany Yungan, contó a Efe que sembró en una extensión de 4.000 metros, pero su producción de 33 quintales no le dio mucha rentabilidad por su falta de capacitación y de tecnología para la cosecha.
Sin embargo, se mostró optimista por las ofertas de formación y tecnología para los agricultores «porque el trabajo a mano es duro», y por ello alzó la voz para que otros agricultores se sumen al programa para sembrar por contrato y asegurar las ventas.