Caracas, 14 sep (EFE).- Al caer la noche en Caracas, las luces, el baile y el karaoke se apoderan de unas 40 personas a bordo de un autobús de colores, bajo el esquema de una fiesta móvil, que recorre la ciudad, donde la recuperación económica, la reducción de la inseguridad y la mejora en la iluminación han impulsado la toma de espacios públicos.
La «chiva rumbera», como fue bautizado este autobús que evoca a los que se utilizan en Colombia y otras islas del Caribe, empezó su andadura en la capital de Venezuela a finales de julio, aunque este mismo concepto ya existe en el estado insular de Nueva Esparta desde 1970, según dijo a EFE Carlos Abreu, gerente de la empresa que puso en marcha la iniciativa.
«Este año decidí traer el proyecto a Caracas por toda la innovación que se está creando en la ciudad, los restaurantes y los locales, y dije, vamos a traérnosla para acá a ver si agarra auge (…) y la verdad ha dado un buen resultado», explicó Abreu, quien señaló la reducción de la inseguridad como uno de los motivos más importantes.
«Se ha visto un declive en esa inseguridad y es por esa razón, también, que se decide que es el momento para traerla», subrayó.
El autobús se puede alquilar por un mínimo cuatro horas y, por el momento, tiene tres puntos de salida, en los que la gente puede bailar, cantar karaoke o contar con un guía o camarero para el servicio de bebidas.
DEL DÍA A LA NOCHE
En los últimos dos años, el Observatorio de la Noche de la ONG Ciudad Laboratorio constató cambios en Caracas que permitieron que más personas se atrevan a salir después de las 19.00 horas, según explicó su director, José Carvajal.
«Durante esos dos años y medio, además de observar muchos espacios públicos y atestiguar un poco cuál era la situación de algunos servicios públicos como la iluminación, el transporte público y un poco la presencia de la gente en la calle, vimos un cambio importante», indicó a EFE.
Para Carvajal, la noche era como un «territorio abandonado» en Caracas por diversas razones, como la inseguridad, los casi inexistentes medios para desplazarse, la poca iluminación y la escasez de ofertas de entretenimiento.
«Un cóctel terrible. Entonces, algunos de estos elementos empiezan a variar, empieza a haber un poco más de transporte público (…) una combinación de más oferta comercial que se alarga un poquito más en la tarde hacia la noche, empiezas a ver una ciudad más iluminada (…) y crea unas condiciones más favorables para la vida nocturna», explicó.
UN CAMBIO QUE DEBE FORTALECERSE
Estos cambios en Caracas no son exclusivos de alguna zona en particular, sino que se ven en sectores más pudientes o en los más céntricos, donde la gente se reúne en plazas a escuchar música y divertirse.
También se percibe la mejora en zonas populares, donde ONG, organismos internacionales o asociaciones programan actividades culturales gratuitas, como festivales de cine, de danza, o musicales.
Pero Carvajal considera que la mayoría de las ofertas nocturnas son de corte comercial y «no todo el mundo tiene capacidad para consumo».
Por eso -sostuvo- es necesario buscar la forma de llenar espacios de una manera distinta, «que la gente sienta que el solo hecho de salir y andar, visitar los espacios públicos es una ganancia».
A su juicio, se deben potenciar actividades en cada zona de Caracas, pero también promover la movilización de los ciudadanos a otros puntos para darle «mayor riqueza y profundidad a la vida urbana».
Dijo que se debe debatir qué tipo de ciudad quieren los caraqueños, «con más espacios públicos, con una oferta de recreación pública, con una oferta de servicios públicos, de movilidad importante».
«Haría falta, en principio, una visión institucional que entendiera que la ciudad es de todos y que debería ser garantizada para todos», apostilló.
Saraí Coscojuela