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22 de noviembre de 2024

Uruguay pide «algún tipo de flexibilidad» del Mercosur para las exportaciones

Montevideo, 15 oct (EFE).- Criado en una familia de tradición ganadera de origen vasco, y sin más opciones -según él- que ser agrónomo o veterinario, el hoy ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca de Uruguay, Carlos María Uriarte, fue gremialista y empresario antes que político y sigue hablando con pasión del campo.

En una entrevista concedida a Efe expresa su deseo de que el Mercado Común del Sur (Mercosur) siga trabajando para que sus socios (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) tengan «algún tipo de flexibilidad» para negociar por fuera, especialmente en un país como el suyo «que vive de las exportaciones».

«Hemos dejado pasar mucho tiempo para avanzar en accesos a mercados y, hoy por hoy, entendemos que Uruguay debería transitar otras herramientas, como pueden ser cuotas, acuerdos bilaterales, acuerdos comerciales, pero necesitamos como el aire tratar de reducir esas distancias que muchos competidores nos han sacado», señala Uriarte.

El titular de una de las carteras más importantes del país -considerando el peso que tienen en sus exportaciones la carne, los productos lácteos y cultivos como el arroz o la soja- reconoce la importancia de la ratificación del acuerdo entre el bloque y la Unión Europea (UE), aunque cree que se «va a seguir demorando» porque hay intereses «difíciles de conciliar».

«Agricultores de Francia, Irlanda o Alemania ven la amenaza del Mercosur y nosotros probablemente haríamos lo mismo si estuviéramos en Europa. Utilizan argumentos que estarán basados o no en la realidad pero que tienen peso, tienen eco en los parlamentos y en muchos gobernantes y eso va a pasar y seguir pasando», indica sobre su escepticismo en una próxima solución a la negativa de la UE a seguir adelante con la negociación.

SIN VIRUS EN LA CADENA DE PRODUCCIÓN

Pocos días después de asumir el cargo, el 1 de marzo, afrontó una emergencia agropecuaria por sequía y, enseguida, la llegada de la COVID-19 a Uruguay, por lo que los planes diseñados para su Ministerio quedaron postergados.

«Trabajar para un Uruguay que sea agroexportador y turístico, sin descartar otras actividades posibles, pero en el reconocimiento de que ese es el país que somos y tenemos que identificarnos como tales para trabajar en ese sentido. Un país que tenga un agro rentable, que sea socialmente responsable y ambientalmente sostenible», resume sobre las líneas maestras de la cartera.

La principal preocupación de Uriarte cuando se conocieron los primeros casos de COVID-19 en Uruguay, reconoce, fue «el mantenimiento de la actividad en el sector, con el riesgo que eso implicaba», sobre todo en la industria frigorífica, la más importante del país.

«Fue un indicio claro de lo que se venía después. Gobierno con privados trabajando en conjunto basados en la responsabilidad individual y la responsabilidad nacional no solo de cuidarnos y cuidar al otro, sino de mantener la actividad», explica.

A raíz de estos protocolos trabajados junto al Ministerio de Salud Pública (MSP) y al de Trabajo y Seguridad Social (MTSS), presume, «en las cadenas agroalimenticias de Uruguay no ha ingresado el virus y ojalá no lo haga nunca». «Es uno de los pocos países que puede asegurar eso», agrega.

MERCADOS INTERNACIONALES

Sobre la competencia que Uruguay sufre internacionalmente, Uriarte comenta que es «todo un desafío» y que el Gobierno que preside Luis Lacalle Pou asume como deber «el acceso a los mercados» y, sobre todo, la mejora de las condiciones para esa llegada.

En 2020, como efecto de la pandemia, Uruguay, que tiene como principal comprador a China, vio reducidas sus exportaciones cárnicas y de lácteos, pero aumentó la de arroz a la UE y algunos países latinoamericanos.

«Somos optimistas de que vamos a poder salir adelante una vez más de la mano del agro, porque el mundo precisa de alimentos», indica Uriarte, quien agrega que Uruguay tiene hoy un ‘stock’ récord de vacuno, por lo que espera aumentar las ventas al exterior.

El ministro es consciente de la fractura que hay entre el mundo urbano -el de Montevideo, donde reside casi la mitad de los 3,5 millones de uruguayos- y el rural, y comenta su intención de «acercar el campo a la ciudad y la ciudad al campo, porque somos un país que vive del campo pero no tiene conciencia de ello».

«La inmensa cantidad de población, sobre todo los urbanos, no tienen conciencia de lo que dependen del campo», indica Uriarte, que, pese a definirse como conservador, reconoce «la cantidad de opciones de futuro que la biotecnología» puede aportar a la ganadería y la agricultura de Uruguay y no cesa de repetir la importancia del medioambiente para su cartera.

«Tanto en lo referido al uso de nuestros suelos como a los efectos de gases invernadero y el posible balance de carbonos que nuestras actividades agropecuarias puedan determinar, vamos a estar claramente enfocados a tratar de reducir al mínimo el impacto sobre el cambio climático en la producción de alimentos», resume.

Concepción M. Moreno

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