Quito, 8 jun (EFE).- Con un Parlamento polarizado y una sociedad castigada por la crisis social y sanitaria, el conservador Guillermo Lasso vira al centro político en Ecuador con un plan económico «solidario» y «ambientalista» que requerirá de inversión y ayuda extranjera para poder reiniciar la reactivación.
Una perspectiva en lo económico que obligatoriamente buscará el consenso nacional en momentos críticos, consciente de que no solo la pedagogía de las decisiones, sino el incluir en el diálogo previo a la toma de decisiones a los sectores más vulnerables, salvarán al país de una colombianización o nuevo «Octubre de 2019».
EJES DEL PLAN
Sin ahondar en detalles, el nuevo ministro de Economía y Finanzas, Simón Cueva, presentó este martes los ejes que guiarán su cometido en el plazo más inmediato, con el objetivo de que los 17 millones de ecuatorianos comiencen a ver la luz al final del oscuro túnel por el que transitan desde 2019 lo antes posible.
Para ello, garantizó que el Estado dispone de 550 millones de dólares, suficientes para el ambicioso plan de vacunación contra la covid-19 a nueve millones en los primeros cien días de gobierno, monto procedente de varios multilaterales (créditos y garantías).
Conforme avance la inmunización y comience a reactivarse una economía que en 2020 decreció el 7,8% y que vio la pobreza elevarse al 32,4%, el Gobierno espera poder rebajar esos indicadores.
En línea con la iniciativa política del «Ecuador del encuentro» del presidente Lasso, el ministro anunció que la paralela «economía del encuentro» se fundará en «un crecimiento económico sostenible y ambientalmente amigable, que genere empleo de calidad».
Doctrina que no solo refleja la nueva inclinación del presidente conservador, un exbanquero de 65 años, sino sus limitaciones en el Legislativo, donde tiene el exiguo apoyo de una docena de los 137 representantes.
Y es que el nuevo mandatario sabe que para ver sus leyes aprobadas, especialmente las económicas, deberá tener mucho tiento si quiere granjearse el apoyo de asambleístas de centroizquierda, e indigenistas de Pachakutik, con marcada agenda medioambiental.
La definición del Plan Económico del Gobierno, otro de los objetivos a corto plazo de Cueva, deberá contemplar la previsión de crecimiento del 3,4% pronosticada por el Bando Mundial, aunque solo 1,4% para 2022.
ECONOMÍA CONSENSUADA
Otro de los pilares del plan económico será «un manejo honesto y transparente de los recursos públicos», de forma que se combata tanto la «corrupción y evasión fiscal» como el «despilfarro», y cada recurso se destine a las prioridades nacionales y a los sectores más sensibles como salud, educación, seguridad y grupos vulnerables.
De perfil técnico y más de dos décadas dedicadas a la docencia, Cueva sabe que tendrá que socializar sus propuestas en busca del mayor entendimiento posible con diferentes sectores sociales y económicos, partiendo de la base de una «estabilidad fiscal con equidad».
Principio en el que Lasso ha insistido para que «los que más tienen ayuden a los más afectados por la crisis económica».
Dentro del proyecto anunció que hay más de 300 millones de dólares disponibles «para ayudar a las pequeñas y medianas empresas de sectores con enfoque de género y ambiental».
RENEGOCIAR CON EL FMI
El Ejecutivo no esconde su afán neoliberal -«creemos en un comercio libre y justo», y aspira a incrementar la presencia económica del país en el mundo y ampliar la inversión extranjera en Ecuador, «con respeto a las normas ambientales».
Pero el programa económico está destinado a no incurrir en procesos que desencadenen insatisfacción social y crisis como el paro nacional de Colombia, o el ocurrido en Ecuador en 2019.
En esta línea, Ecuador dialogará con los organismos internacionales, de los que recibió 7.500 millones de dólares en 2020, para renegociar algunos aspectos de los acuerdos de ese año.
Este espera el arribo de 1.500 millones de dólares del FMI, con el que cerrará en agosto un proceso de negociación en las revisiones técnicas, y prevé sumar 2.000 de otras entidades para tapar su agujero fiscal en 2021.
«Venimos trabajando con la comunidad financiera para asegurar el apoyo de la comunidad internacional a los esfuerzos de Ecuador», afirmó.
La eliminación de históricos subsidios a los combustibles en el marco de un acuerdo crediticio con el FMI desencadenó la protesta hace dos años. Y aunque la medida fue derogada, el establecimiento de un sistema de bandas tiene intranquilo al sector del transporte y aviva los vientos de una nueva protesta nacional convocada este mes.
Ecuador arrastra una crisis financiera desde 2019 debido a una heredada deuda galopante, agravada por la pandemia, y que ha sobrellevado en 2020 con la ayuda de 7.500 millones en asistencia de organismos multilaterales.