Bogotá, 24 may (EFE).- La Denominación de Origen de España (D.O.) Rueda planea aumentar la presencia de sus vinos blancos en Colombia, mercado que su director general, Santiago Mora, definió como «el principal» en Latinoamérica, con un volumen de exportación de unas 350.000 botellas al año.
«Hemos decidido, viendo los datos y el interés que hay por parte de los colombianos por nuestros vinos (…) iniciar un proceso de inversión importante», anunció este miércoles Mora en una cata en Bogotá para dar a conocer 11 bodegas.
Los matices cítricos, herbales y frescos de la variedad de verdejo hacen que estos vinos jóvenes tengan el potencial de «adecuarse muy bien» a la gastronomía local colombiana, aseguró a EFE el director.
Un ejemplo de ello, según explicó el sommelier Nicolás Reines, es el Celeste Verdejo de la Familia Torres, cuyas notas frutales y un tanto tropicales, unidas a cierta acidez, convierten a esta botella en una opción para el maridaje con ingredientes como el tomate.
Para platos más «fuertes» como el carpaccio, Reines recomendó una opción más adulzada: el Carrasviñas Fermentado en Barrica, así como para la alta gastronomía sugirió el Shaya Habis Viñas Viejas.
«EL VINO DE LA CORTE»
La D.O. Rueda, aprobada en 1980 por el Ministerio de Agricultura de España, concentra su zona de producción en la comunidad autónoma de Castilla y León, y a lo largo de 74 municipios de las provincias de Valladolid, Segovia y Ávila.
Este reconocimiento se obtuvo entonces para la variedad de verdejo, originaria del norte de África que se consolidó en la zona hace 10 siglos de la mano de los mozárabes (población hispánica que vivía en la España musulmana hasta fines del siglo XI).
A los vinos producidos en los suelos calcáreos y de canto rodado que acogieron a la corte de los Reyes Católicos se los bautizó como «vinos de la corte», legado que hoy la D.O. Rueda homenajea con una producción limitada de unas 4.000 botellas de vino color pálido y dorado.
Además de la verdejo que, en las zonas arenosas, supo sobrevivir a la gran plaga de filoxera que asoló a Europa en el siglo XIX, la D.O. Rueda incluye en su oferta de vinos otras especies de uva como la sauvignon blanc o la tempranillo para los tintos.
ESTANCAMIENTO DEL CONSUMO
Entre los desafíos a que se enfrenta el sector vitivinícola, Mora apuntó a la amenaza que representan las falsificaciones de las etiquetas y contraetiquetas como algo que «siempre va a estar ahí», pero que el Consejo Regulador debe vigilar muy de cerca.
Asimismo, el director lamentó que «a nivel global» y fruto de la incertidumbre económica y la inflación» se ha desencadenado una «distorsión del poder adquisitivo en todos los países», que está impidiendo el crecimiento global del consumo de esta bebida.
«Estamos hablando de un producto que no es de primera necesidad y las cestas de la compra se van ajustando», agregó Mora tras apelar a la necesidad de que se alcance un clima de «tranquilidad económica y de certidumbre que permita a los consumidores acercarse de alguna manera al vino» para estimular la demanda.