En su último informe sobre Paraguay, la calificadora internacional de riesgo Fitch Ratings mantuvo la calificación crediticia de Paraguay en BB+, con tendencia estable, cerca del grado de de inversión. Entre los argumentos del documento, se apunta que el país todavía refleja políticas macroeconómicas ampliamente prudentes y consistentes.
Por otro lado, se reconoce que la deuda pública sigue siendo baja con respecto a países similares, a pesar de que se ha incrementado en los últimos años, además de poseer una “sólida liquidez externa”. En este contexto, Fitch estima que la economía paraguaya crecerá un 5,2% este año, principalmente por el impulso de la recuperación en los sectores de la agricultura y las hidroeléctricas.
Sin embargo, el documento advierte que uno de los desafíos que enfrenta el actual gobierno de Santiago Peña es el de recomponer las cuentas fiscales e implementar una política que vuelva a ser creíble. Esto sería necesario para volver a bajar el nivel de deuda sobre el producto interno bruto (PIB) y generar nuevamente credibilidad luego del deterioro fiscal que ha sufrido el país durante los últimos cinco años.
Fitch menciona los compromisos de pagos no registrados claramente, que tienen que ver con deudas a los proveedores del Estado por al menos USD 600 millones, o sea, 1,1 puntos del PIB. “La nueva administración tiene la intención de incluir los atrasos en un presupuesto revisado para 2023, que prevé un déficit del 4,1% del PIB, frente a un objetivo original del 2,3% del PIB”, observa Fitch.
Por su parte, el ministro de Economía y Finanzas, Carlos Fernández Valdovinos, explicó que el enfoque del Gobierno se centrará en normalizar la estabilidad macroeconómica, y, por otro lado, seguir trabajando en políticas verdes, durante un almuerzo de trabajo con miembros del Centro de Regulación de Normas y Estudios de la Comunicación (CERNECO).
Si bien el informe reconoce la voluntad del gobierno de Peña en aclarar las cuentas fiscales, también apunta claramente que la situación del déficit fiscal subyacente es débil.
El secretario de Estado explicó que el primer objetivo que tiene este Gobierno es terminar de normalizar las cuestiones macroeconómicas porque fueron la base de nuestro éxito pasado. “Tenemos que seguir cuidando la macroeconomía, es un proceso fundamental de acá para adelante; que significa, una convergencia, tanto de la política monetaria, como de la fiscal a sus niveles máximos establecidos. Está el compromiso firme de que vamos a recuperar con un plan de convergencia fiscal la estabilidad macroeconómica”, sostuvo.
Indicó que nuestro país no es solo un proveedor de materia prima, más bien es un país que contribuye a la seguridad alimentaria del mundo. “Tenemos todas las condiciones para seguir siendo un país que contribuye a la seguridad alimentaria del mundo, es esto suficiente, no, tenemos que pensar en una mayor diversificación económica”, señaló el ministro del MEF.