Buenos Aires, 13 ago (EFE).- La inflación de Argentina registró este julio una subida interanual del 42,4 %, un valor que desciende por séptimo mes consecutivo desde el 53,8 % registrado en diciembre, mes en el que asumió el presidente Alberto Fernández, aunque en términos mensuales este indicador aumentó un 1,9 % respecto a junio.
Según los datos revelados este jueves por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), los precios al consumidor suman un aumento del 15,8 % en lo que va de año, que tuvo su mayor aumento mensual en marzo (3,3 %), mes en el que empezó una cuarentena por la pandemia de coronavirus que todavía se mantiene, aunque a ritmos desiguales a lo largo del país.
El 1,9 % que aumentó en julio reduce en 0,3 puntos la subida del 2,2 % de junio, en un contexto en el que los precios de servicios públicos como la electricidad y el gas están congelados por el Estado hasta fin de año, rige un acuerdo entre Gobierno y empresarios para establecer precios de referencia de productos básicos en supermercados.
A su vez, se mantienen fuertes restricciones para comprar dólares y evitar que una nueva devaluación del peso se traslade a los precios.
MAYORES SUBIDAS EN EQUIPOS DEL HOGAR
El sector que engloba equipo y mantenimiento del hogar fue el que registró un mayor aumento en julio (3,9 %), seguido por «recreación y cultura» y «prendas de vestir y calzado», ambas con el 3,3 % por ciento.
Por el contrario, la educación (0,1%) y la comunicación (0,3 %) fueron las de menor aumento en el conjunto nacional, mientras que ningún sector registró caídas de precios.
Los alimentos y bebidas no alcohólicas apenas variaron el 1,3 %, un sector en el que «los aumentos que se observaron en infusiones, frutas, carnes y derivados, y pescados y mariscos fueron parcialmente compensados por la retracción en verduras, tubérculos y legumbres».
Las agencias privadas consultadas por el Banco Central preveían una inflación para julio del 2,4 %, medio punto por encima del resultado oficial, y estiman que la tasa anual de 2020 será de 39,5 % , un valor que mejoraría el 53,8 % con el que cerró 2019, el nivel más alto desde 1991.
INFLACIÓN Y POBREZA, PUNTAS DE LANZA DE LA CRISIS
La inflación es una de las principales aristas de la crisis que el país atraviesa desde hace más de dos años y que ahora se profundiza a raíz de la pandemia y el parón económico que supuso una cuarentena que la próxima semana cumplirá 5 meses.
Las medidas de confinamiento estuvieron acompañadas por ayudas sociales del Gobierno de Alberto Fernández como el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) o el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP), por el que el Estado paga hasta el 50 % de los salarios de trabajadores del sector privado.
Estas medidas buscan frenar la creciente tasa de pobreza del país, que a finales del año afectaba al afectaba al 35,5 % de la población y que según cálculos de varios organismos ya llega al 40 %.
Las previsiones son especialmente malas en relación a la pobreza infantil y, según un informe de Unicef, un total de 8,3 millones de niños argentinos vivirán bajo la línea de pobreza a finales de este año, un 62,9 % del total, mientras que el 18,7 % de todos esos niños y adolescentes acabará el año en condiciones de pobreza extrema, alrededor de 2,4 millones de personas.
Al mismo tiempo, el país vivió los últimos meses con expectativa el proceso de reestructuración de su abultada deuda, en el que el Gobierno alcanzó la semana pasada un acuerdo con los acreedores privados bajo legislación extranjera por un monto de 66.238 millones de dólares.
El siguiente paso será negociar la deuda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que asciende a unos 45.000 millones de dólares, en un proceso que desde el Ministerio de Economía esperan que se cierre a principios de 2021.
