En un contexto en que las economías desarrolladas siguen sin poder desligarse de los problemas inflacionarios, a lo que se suma un bajo crecimiento económico, nuestro país posee proyecciones optimistas en cuanto a la expansión de su producto interno bruto (PIB).
Para el 2024, el BCP espera un crecimiento económico de 3,8%, luego de cerrar el 2023 en 4,5% -pronóstico que mantuvieron.
En la proyección para el 2023, dentro del 4,5% se especifica que el sector primario tendría la mayor incidencia, con un crecimiento del 15,3% respecto al año anterior, mientras que el secundario se expandiría en 2,9% y el terciario, en 3,8%.
En la proyección para el 2023, dentro del 4,5% se especifica que el sector primario tendría la mayor incidencia, con un crecimiento del 15,3% respecto al año anterior, mientras que el secundario se expandiría en 2,9% y el terciario, en 3,8%.
Para el 2024, dentro del crecimiento esperado en 3,8%, la producción agropecuaria ralentizaría su ritmo de expansión a un 4,2%, pero recordemos que este año se está experimentando el efecto rebote tras la fuerte sequía que afectó al desempeño del 2022. El sector industrial, por su parte, aceleraría su dinamismo a 4%; y para el comercio y los servicios se pronostica un crecimiento levemente menor, de 3,5%.
Por su parte, con la proyección de la inflación para el cierre de este año en 3,8% y la estimación de 4% para el 2024, se acumularán dos años consecutivos en concluir muy cerca del centro de la meta del BCP (4%).
El año 2017 había cerrado con una inflación de 4,5%; el 2018, con 3,2%; el 2019, con 2,8%; y para el año 2020, durante la pandemia, la variación de precios estuvo casi en el piso del rango meta, en 2,2%. Posteriormente, la inflación trepó a 6,8% en el 2021 y finalmente escaló a 8,1% en el 2022, fuera del límite superior de 6% del mencionado rango meta.
Carlos Carvallo, presidente del BCP, resaltó el balance de la política monetaria como eficaz para contener la inflación, además de la confianza que tienen los agentes. Recordó que solamente en el 2022 las expectativas se habían desanclado, pero que nunca se ubicaron por fuera de la meta del BCP.
También es importante mencionar que Paraguay es uno de los países que sigue con una política monetaria restrictiva, pero con un crecimiento económico elevado, incluso el mayor de la región en este 2023.
“Nunca las expectativas de inflación han estado fuera de la meta ni desancladas, a excepción del periodo corto después de la pandemia, pero luego retornó, entonces eso es una credibilidad”, resaltó el economista, en el evento “Recuperando las bases para un crecimiento sostenible”, llevado a cabo este martes para la presentación de las proyecciones.
Por su parte, Carlos Fernandez Valdonvinos, ministro del MEF, señaló que ha sido un año de desafíos puesto que han recibido un déficit superior al que se había comprometido la administración anterior, además de no haber contabilizado deudas con proveedores.
Si bien el déficit total es aún muy superior a lo que la ley de responsabilidad fiscal dicta, aseguró que en los últimos datos comienza a observarse una convergencia a la baja en lo que respecta al déficit primario, que excluye los intereses.
“A mí me gusta mirar el déficit primario, que básicamente excluye los intereses, porque eso es completamente exógeno”, explicó el ministro.
El ministro valoró que recientemente la calificadora internacional Moody’s haya mantenido la nota de riesgo de Paraguay en Ba1 y que a su criterio nos coloca en una zona más cómoda para alcanzar el grado de inversión.
En este sentido, recalcó que es sumamente importante que se sigan realizando reformas estructurales, ya que pueden ser propulsores para acceder a una valoración mayor.
El ministro Fernández Valdovinos, además, hizo un recuento sobre la serie de choques internacionales que afectaron a las economías del mundo y de las cuales nuestro país no ha estado exento. Adicionalmente, señaló que Paraguay sufrió dos sequías que representaron desaceleraciones en la actividad económica.
“Pese a todo ello, nuestro país presenta mejores perspectivas, respaldado por las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Indicador de Actividad Económica del Paraguay (IMAEP). Pero a pesar de esas recuperaciones, Paraguay enfrenta nuevos desafíos como la necesidad de seguir consolidando la política macroeconómica, la necesidad de diversificar la economía, la necesidad de reformas estructurales que nos den mayor previsibilidad, entre otras cuestiones”, agregó.
En materia de política fiscal, destacó que a partir del segundo semestre de este año, las recaudaciones tributarias se han recuperado, lo que contribuirá a encaminar la convergencia.
“La reducción del déficit se logra con dos factores, ya sea por un incremento en las recaudaciones o conteniendo los gastos. Estos dos factores ayudarán a que el déficit converja a niveles razonables, es decir, que vuelva al 1,5% del Producto Interno Bruto (PIB) establecido en la Ley de Responsabilidad Fiscal”, argumentó.
No obstante, dijo que, pese al déficit fiscal actual, los niveles de endeudamiento de Paraguay se mantienen relativamente bajos en comparación con otros países de la región y explicó que no solo es importante la cantidad de endeudamiento, sino su calidad.