Buenos Aires, 29 dic (EFE).- Su nombre figuró en todas las quinielas previas a la formación del Gobierno de Javier Milei en Argentina, y aunque finalmente no obtuvo un asiento en su gabinete ministerial, el economista Federico Sturzenegger es uno de los principales asesores del libertario y cumple un rol fundamental en el diseño de sus planes de «shock» económico.
Nacido en la localidad santafesina de Rufino en 1966, Sturzenegger estudió Economía en la Universidad Nacional de la Plata y prosiguió especializándose hasta que a mediados de los noventa pasó a ocupar el cargo de economista jefe de la petrolera argentina YPF.
Su entrada en política no se hizo esperar. Sturzenegger desempeñó el cargo de secretario de Política Económica en marzo de 2001, durante el Gobierno del radical Fernando de la Rúa (1999-2001).
A Surzenegger, el huracán de la crisis económica, política y social de diciembre de 2001 le golpeó en medio de la tormenta.
Durante su Secretariado, el Gobierno de De la Rúa y de su controvertido ministro de Economía, Domingo Cavallo, presentó el «megacanje», una operación de canje de títulos públicos que fue presentada como un gran logro financiero, pero que motivó juicios contra sus promotores, entre ellos, el propio Sturzenegger.
El economista fue finalmente sobreseído en esta causa.
Con la cascada de dimisiones de 2001 y el radicalismo palideciendo, Sturzenegger abandonó la primera línea y volvió al mundo académico. Fue reconocido en el Foro Económico Mundial de Davos, recibió un Premio Konex en la categoría de Humanidades y fue profesor visitante de políticas públicas en universidades extranjeras.
Al mismo tiempo, compaginó su labor académica con la publicación de artículos en prensa.
En 2008, el entonces alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, recuperó a Sturzenegger y le nombró presidente del Banco Ciudad.
La relación entre el economista y Macri se fue haciendo cada vez más estrecha, y Sturzenegger se integró completamente en el macrismo, llegando a militar en el partido Propuesta Republicana (Pro), por el que fue diputado nacional entre 2013 y 2015.
Con la victoria de Macri en las elecciones presidenciales de 2015 y su llegada a la Casa Rosada, el economista fue nombrado presidente del Banco Central de la República Argentina.
Sturzenegger lideró la entidad monetaria durante tres años, hasta el 2018. en este tiempo eliminó el cepo cambiario al dólar estadounidense, impulsó la creación de créditos hipotecarios destinados al mercado de la vivienda y la expansión de instrumentos como las letras del Banco Central (Lebac) y las letras de liquidez (Leliq), que han sido ampliamente criticadas por Milei.
Su gestión al mando del Banco Central finalizó en 2018, cuando los elevados niveles de inflación provocaron el cambio en la dirección de la entidad, en la que Macri colocó a Luis Caputo, quien actualmente ocupa el rol de ministro de Economía en el gobierno de Milei.
Ambos llegaron a estar investigados en las pesquisas judiciales iniciadas en 2021 en Argentina por el rescate financiero suscrito entre Macri y el Fondo Monetario Internacional (FMI) por valor de 57.000 millones de dólares.
Si Caputo se encarga de la parte macroeconómica en el Ejecutivo de libertario, Sturzenegger es el alma de las reformas estructurales que Milei plantea para la economía, la vida social y política de Argentina.
Todas ellas están sintetizadas en dos baterías de medidas diseñadas por Sturzenegger: el decreto de necesidad y urgencia (DNU) y el macroproyecto de ley de emergencia pública que da «súperpoderes» al presidente.
En la presentación del primero en una cadena nacional de radio y televisión, Milei apareció acompañado de su equipo al completo en la Casa Rosada. De entre todos los presentes en aquella comparecencia, sólo Federico Sturzenegger no era un funcionario público.
Su rol de «arquitecto» es posible gracias a su cercanía al presidente, a quien asesora en todo tipo de cuestiones.
En las últimas semanas, el economista ha sido uno de los encargados de defender los polémicos paquetes de medidas, que han sido recibidos con protestas y «cacerolazos» en las calles de Buenos Aires y otras ciudades.
Sturzenegger se mostró «impactado» por la «rápida respuesta» de los manifestantes al DNU y a la conocida como Ley Ómnibus.
Lo cierto es que ambos textos sorprenden por su extensión, más de 400 páginas en los dos casos.
De momento, Milei, Sturzeneger y el resto de los miembros del Ejecutivo han advertido a los argentinos de que el DNU y la Ley Ómnibus sólo son los primeros pasos de una reforma profunda de los cimientos del país suramericano.
Juan Verano