Por Iván Rojas y Marta García
El mercado de valores viene creciendo a un ritmo acelerado en Paraguay y el año pasado se superaron los USD 5.000 millones en negocios.
Sin embargo, casi la totalidad de las operaciones se realizan con instrumentos de renta fija, tanto en lo que respecta a las emisiones en la Bolsa de Valores de Asunción (BVA) como en las negociaciones posteriores sobre los papeles (mercado secundario).
Si bien los movimientos en fondos de inversión han crecido en los últimos años, la cotización de acciones en la Bolsa de Valores es prácticamente nula en el mercado local. Así, se puede notar que a pesar de que el negocio bursátil viene creciendo a un ritmo acelerado en los últimos años, se presenta como un desafío la expansión de los instrumentos de renta variable.
Cabe señalar que la negociación de instrumentos de renta variable arrancó el 2024 de manera bastante dinámica, con respecto a las características propias de un mercado en el que predomina la renta fija. En la primera quincena de enero, se operó en este segmento por valor de G. 44.067 millones, lo que representa un 8% del total negociado durante 2023, siempre en renta variable.
El desafío de desarrollar este mercado en los próximos años es claro y dependerá no solamente de la regulación bursátil y la BVA, sino también de que haya cada vez más empresas cotizando sus acciones. Es importante mencionar que el proceso de desmaterialización de las acciones ya está siendo impulsado por la Superintendencia de Valores, lo cual es un paso importante.
Al constante crecimiento de la Bolsa de Valores de Asunción en su volumen de negocios, se suma también un nivel de tasas de interés que va en descenso, lo que eventualmente podría impulsar a algunos inversores a buscar instrumentos que auguren mayores retornos que los papeles de renta fija, aunque esto conlleve también un riesgo mayor.
En conversación con MarketData, Rodrigo Rojas, gerente general de la BVA, consideró que los instrumentos de renta fija serán todavía por un buen tiempo los títulos predominantes en el mercado local. Añadió que el desafío de hacer crecer la renta variable está planteado, aunque dependerá en gran medida de que las empresas vayan cotizando sus acciones desmaterializadas para que se negocien.
“Yo creo que la renta fija, en términos de negociación en bolsa, todavía tiene mucho tiempo para seguir siendo el instrumento de negociación principal en el sentido de que la mayoría de los inversores buscan principalmente poder proyectar un rendimiento a través de una tasa de interés vinculada generalmente a títulos de deuda. Creo que vamos a seguir todavía por un buen tiempo teniendo principalmente volumen de negociación con títulos de renta en fija”.
Rodrigo Rojas, gerente general de la BVA.
Puntualizó que las tasas de referencia son muy importantes en el análisis que puede hacer tanto el emisor como los inversionistas, y que el contexto actual en que vienen en descenso representa una condición favorable principalmente para el emisor, en cuanto a poder obtener financiamiento a tasas más competitivas. Esto, en referencia a la renta fija y su relación con la política monetaria.
“En la renta variable, (el análisis) va a estar asociado siempre a poder generar un volumen importante de títulos que puedan ser negociados en bolsa y que permitan ir teniendo referencias de estos títulos, y un poco la madurez de estos títulos que puedan ser transados como renta variable en el caso de las acciones, va a ir permitiendo que esto pueda ir ganando espacio como negociación del lado del inversionista”, expresó sobre este tema.
En consecuencia, consideró que se debe seguir generando la oferta adecuada para los inversionistas, de la mano con la acción de seguir incorporando emisores no solamente dentro de lo que sería la renta fija, sino también en emisores que puedan animarse a operar con acciones desmaterializadas, de modo a fomentar la liquidez y el crecimiento en el segmento de renta variable.