De acuerdo con el informe “El Gran Chaco: Caminos hacia un futuro sostenible” del Foro Económico Mundial, mejorar la sostenibilidad en el Gran Chaco requiere diversos mecanismos financieros que apoyen la transición hacia prácticas sostenibles.
Los sistemas de pago por servicios ecosistémicos (PSA), las inversiones privadas, los programas gubernamentales nacionales, la cooperación internacional y las iniciativas del sector financiero, son algunas herramientas fundamentales para impulsar el cambio.
En el documento se analizan iniciativas escalables de instituciones financieras y autoridades gubernamentales que pueden acelerar esta transición. Entre ellos destacan los mercados y bonos de carbono.
Estas herramientas permiten a las empresas y otras entidades compensar sus emisiones de GEI mediante el financiamiento de actividades de conservación y restauración ambiental. Sin embargo, para que estos mercados funcionen eficazmente, es esencial un marco regulatorio que garantice la transparencia y la eficacia.
Paraguay lidera los proyectos de mercado de carbono, lo que atrae una creciente inversión de empresas extranjeras a la región del Chaco. Los proyectos de mercado de carbono en Argentina y Bolivia siguen estando menos desarrollados, lo que pone de relieve un importante potencial de crecimiento en estos países.
INICIATIVAS DE MERCADO DE CARBONO EN EL CHACO
El informe del Foro Económico Mundial, destaca algunas iniciativas REDD+ y de mercado de carbono de Paraguay en el Gran Chaco, entre ellas menciona “Quadriz – Corazón Verde del Chaco”, implementado en el departamento de Presidente Hayes.
El proyecto preserva 32.000 hectáreas de bosque nativo y cumple con estándares internacionales, que le permiten operar en mercados internacionales. Además de conservar especies en peligro de extinción, el proyecto brinda oportunidades económicas a las comunidades indígenas locales.
En junio de 2023, el proyecto emitió sus primeros créditos de carbono tras la verificación para 2020 y 2021.
Por otro lado, el proyecto Chaco Vivo es una de las iniciativas REDD+ (reducing emissions from deforestation and forest degradation o reducción de emisiones de gases de efecto invernadero) de deforestación planificada evitada más grandes de Paraguay, abarcando más de 187.000 hectáreas (1.800 km²) en el Gran Chaco. Desarrollado bajo el marco de los estándares VCS-CCB, busca proteger áreas de conservación de alto valor que albergan biodiversidad crítica y tierras indígenas.
“A través de la financiación del carbono, la conservación y el desarrollo inclusivo, Chaco Vivo demuestra cómo la acción climática y el empoderamiento económico pueden ir de la mano en el Gran Chaco”, señala el WEF.
INCENTIVOS QUE OFRECE EL SECTOR FINANCIERO
Las instituciones financieras, incluyendo bancos y empresas de inversión, pueden contribuir al desarrollo sostenible gestionando los riesgos ambientales y sociales, por ejemplo, la deforestación, las reivindicaciones territoriales indígenas y las prácticas laborales inadecuadas, y ofreciendo incentivos a los líderes de la industria y las mejores prácticas.
En Paraguay, la resolución N.º 8/2020 del BCP exige que las instituciones financieras incorporen evaluaciones de riesgos ambientales y sociales en sus procesos de otorgamiento de préstamos.
Los productores deben proporcionar documentación que verifique la legalidad de sus actividades agrícolas, como licencias ambientales y planes de ordenamiento territorial.
Otros ejemplos incluyen el proyecto Procampo Verde, creado por la Agencia Paraguaya de Financiamiento para el Desarrollo (AFD), establecido y aprobado en 2024, que busca financiar prácticas ganaderas sostenibles y regenerativas.
Este programa, co-creado con organizaciones internacionales, ofrece tasas de interés más bajas en comparación con los préstamos tradicionales y apoya proyectos centrados en la gestión del agua, la mejora de los pastos y la reducción de la presión sobre los recursos naturales.
Además, establece condiciones de sostenibilidad, como la prohibición de cambios en el uso del suelo a partir de diciembre de 2020, e impone sanciones por incumplimiento, como el aumento de las tasas de interés.
“Para Paraguay, ampliar los recursos de Procampo Verde debe ser una prioridad absoluta para el sector financiero y las autoridades económicas a fin de impulsar el desarrollo sostenible del país”, enfatiza el documento.
Por otro lado, la Taxonomía Verde Voluntaria de Paraguay, lanzada con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), proporciona un sistema de clasificación para identificar actividades económicas ambientalmente sostenibles.
Su objetivo es orientar a inversionistas, instituciones financieras y responsables políticos para alinear las inversiones con los objetivos de resiliencia climática y sostenibilidad.
La taxonomía define sectores clave como la energía y la construcción, y establece criterios para la mitigación y adaptación climática. Si bien mejora la transparencia y las oportunidades de financiación verde, su carácter voluntario y la falta de cumplimiento regulatorio pueden limitar su adopción generalizada en comparación con los marcos obligatorios en otros países.
Finalmente, la iniciativa IFACC de The Nature Conservancy, la Alianza para los Bosques Tropicales y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) para aumentar y acelerar significativamente los préstamos y la inversión en agricultura sostenible en Brasil, Argentina y Paraguay.
El objetivo de IFACC es movilizar 10.000 millones de dólares en compromisos y desembolsos para 2030, reuniendo a empresas, bancos e inversores líderes que, en conjunto, trabajan para satisfacer la necesidad de financiación transitoria en la producción de carne de vacuno, soja y otros productos agrícolas, evitando así una mayor deforestación o conversión.