Río de Janeiro, 2 mar (EFE).- La economía brasileña sufrió en 2020 una retracción de cerca del 4,3 %, la mayor en los últimos 25 años, según las proyecciones divulgadas hasta este martes, en vísperas de que el Gobierno divulgue la variación del Producto Interior Bruto (PIB) en el año marcado por la pandemia de la covid-19.
De acuerdo con la previsión divulgada este martes por el centro de estudios económicos Fundación Getulio Vargas (FGV), la mayor economía sudamericana creció un 2,5 % en el último trimestre del año pasado tras haberse expandido un 7,7 % en el tercero, con lo que terminó 2020, impactada por la pandemia, con una contracción acumulada del 4,3 %.
Esta previsión coincide con la del centenar de economistas del mercado consultados semanalmente por el Banco Central y quienes, en su último sondeo, igualmente calcularon la retracción económica de Brasil en 2020 en un 4,3 %.
Las proyecciones de la retracción brasileña el año pasado varían desde el mínimo de 4,05 % medido por el Índice de Actividad Económica (IBC-Br), un indicador usado por el Banco Central para intentar anticipar la variación del PIB, hasta el máximo de 4,5 % previsto por el Fondo Monetario Internacional (FMI).
La previsión más optimista es la del ministro de Economía, Paulo Guedes, quien, en una entrevista a un canal en redes sociales divulgada este martes, afirmó que la economía «caerá un poquito menos que el 4,0 %».
En cualquiera de los casos, la caída del PIB en 2020 será la mayor en los últimos 25 años, desde que, en 1996, el Gobierno comenzó a medir el crecimiento económico con los actuales criterios, ya que superará la retracción del 3,5 % que el país sufrió en 2015, cuando Brasil enfrentó su mayor recesión en varias décadas.
HASTA AHORA MAYOR RETRACCIÓN FUE LA DE 1990 (-4,35 %)
El Gobierno puede anunciar este miércoles una de las mayores contracciones económicas en la historia de Brasil debido a que, independiente de los criterios de medición, los perores desempeños anuales del país hasta ahora fueron los de 1990, cuando la economía encogió un 4,35 %, y 1981, con una bajada del 4,25 %.
Según la FGV, casi todos los sectores de la economía terminaron el año con una fuerte caída en su producción, especialmente el servicios, responsable por cerca del 70 % del PIB del país, con excepción de la agropecuaria y la minería, que crecieron favorecidas por el aumento de los precios de las materias primas, las exportaciones y la depreciación del real.
Por el lado de la demanda, el consumo de las familias, que es el principal motor de la economía brasileña, terminó 2020 con una caída del 5,6 %, según la última proyección de la FGV, y se salvó de un desplome aún mayor gracias a los subsidios mensuales que el Gobierno distribuyó entre 67 millones de desempleados, informales y pobres.
Pese a que no llegó a hundir a Brasil en una nueva recesión, la crisis económica provocada por la pandemia, que paralizó las actividades por varios meses y redujo la renta y el consumo de los brasileños, interrumpió la recuperación que el país intentaba desde la histórica recesión que sufrió en 2015 y 2016, cuando el PIB retrocedió en cerca de 7 puntos porcentuales.
Tras las retracciones de 2015 (-3,5 %) y 2016 (-3,3 %), Brasil volvió a crecer en 2017, con un ligero avance del 1,3 %, y mantuvo un tímido ritmo de recuperación en 2018 (+1,8 %) y 2019 (+1,9 %).
Según las previsiones de los economistas consultados por el Banco central, la economía brasileña puede comenzar a recuperarse en 2021, para cuando se prevé un crecimiento del 3,47 %, porcentaje que se reducirá al 2,50 % en 2022, 2023 y 2024.
Pero esa recuperación está condicionada a que Brasil avance en la campaña de inmunización contra la covid y a que consiga finalmente controlar la pandemia, que está en sus peores momento debido a una segunda ola más virulenta y mortal en la que el promedio de muertes en la última semana llega a un récord de 1.225 diarias y el de contagios a cerca de 56.000 por día.
Brasil es uno de los países más castigados en el mundo por la covid, con cerca de 256.00 muertes y 10,6 millones de casos.
La recuperación este año también dependerá de una reducción de las incertidumbres domésticas, ya que el mercado teme que, ante las presiones, el Gobierno del líder ultraderechista Jair Bolsonaro abandone su política económica liberal y flexibilice sus esfuerzos para controlar el histórico déficit público del país y una deuda histórica que se acerca al equivalente al 90 % del PIB.