Una constante discusión respecto a la vía que debería transitar el país para aumentar su competitividad radica en la opción de manipular el tipo de cambio – la cotización del guaraní frente al dólar – o apostar por las condiciones internas de producción para tornar más atractivos a los términos de intercambio de productos y servicios.
El presidente del Banco Central del Paraguay (BCP), José Cantero, reflexiona con MarketData sobre este punto y explica por qué la alternativa de ganar competitividad a partir de nuestras capacidades es la más conveniente para el país.
Relata también la situación en que se encuentra la inflación a nivel local y las perspectivas que rodean a los efectos de la pandemia; al tiempo de recordar nuestra posición frente a los países vecinos, en términos económicos.
– El año pasado, el tipo de cambio tuvo un comportamiento más volátil que años anteriores y ahora observamos una tendencia a la baja del dólar ¿Cómo observa el BCP este panorama y qué acciones prevé implementar para garantizar la estabilidad cambiaria?
El año pasado fue muy particular, configurado por un choque externo que venía cargado de incertidumbre y, consecuentemente, mayores riesgos. Ante este panorama, los capitales internacionales buscaron mejor refugio, saliendo de la región, generando presiones en el mercado cambiario. Prácticamente todas las monedas de la región se depreciaron.
Es probable que esa tendencia se haya revertido, especialmente con el reciente estímulo fiscal en los Estados Unidos. En gran medida, la confianza volvió a los mercados y todo apunta a que se afianzará, pese al COVID. Pero, tenemos que ser claros de que la incertidumbre sigue latente a nivel global.
Creo que lo mejor que podría ocurrir para nuestra economía es que el tipo de cambio o precio del dólar respecto al guaraní se determine por las fuerzas de la oferta y la demanda, tal como establece nuestro marco legal. La Carta Orgánica del Banco Central establece que el Banco, para evitar movimientos erráticos en el corto plazo, debe tener presencia en el mercado. Y eso es lo que el Banco Central realiza, especialmente atendiendo a que el mercado de cambios de Paraguay es un mercado bastante pequeño. A modo de ejemplo, una demanda de divisas, en un día particular, puede ser desestabilizadora y crear señales erróneas en cuanto a su eventual tendencia. Entonces, para evitar estos movimientos muy bruscos y distorsivos, el Banco Central tiene presencia en el mercado, pero no para afectar una tendencia.
Me gustaría aclarar que el Banco Central no tiene un objetivo de tipo de cambio, no es que nosotros decimos “tal tipo de cambio es saludable para la economía”; lo que realmente es saludable para la economía es que el mercado lo vaya definiendo y que la competitividad venga a través de las reformas estructurales que puedan propiciar el aumento de las inversiones, el fortalecimiento del capital humano a través de la educación, la innovación, la mejora de los procesos, la generación de más eficiencia a través de la digitalización de la economía. En el largo plazo, son nuestras capacidades las que nos dan competitividad, no el tipo de cambio.
«Seguimos en un entorno de incertidumbre, contrarrestado por buenas noticias. Esperemos que para fin del primer semestre, las fuerzas positivas se impongan a las negativas. Paraguay está navegando estas olas de incertidumbre en buen grado».
– ¿Cómo influye la situación de los países vecinos en nuestras condiciones de competitividad?
Hace tiempo que el Paraguay se ha desacoplado de Argentina. Nuestro país vecino hace diez años no crece. También, nos hemos vuelto más resilientes a los choques adversos del Brasil. Es como que marcamos nuestro propio trayecto. Este desacople se debe, en parte, a una mayor diversificación de nuestra matriz productiva, también responde a la diversificación de los mercados que exportamos nuestros productos y está en función de nuestra solidez macroeconómica, que es bien distintiva.
Respecto a la competitividad cambiaria, si bien las monedas de nuestros países vecinos se depreciaron, en términos del tipo de cambio real vemos que la brecha se ha ido cerrando. Para ejemplificar, la depreciación de Argentina se balancea con la pérdida de competitividad que implica su elevada y persistente inflación. El tipo de cambio real bilateral con el Brasil está en terreno cercano a balancearse, especialmente por la menor inflación que ha experimentado nuestro país.
Pero, la verdadera competitividad no proviene de los fenómenos cambiarios. Creo que la orientación de invertir en infraestructura para reducir los costos de transacción con los mercados internacionales es una de las piezas del andamiaje. En este sentido, vamos por buen camino. También, la aprobación de proyectos de leyes que desaten los nudos que restringen la competitividad es parte de la orientación.
– ¿Cómo encuentra a los mercados internacionales actualmente? ¿Cuáles son las perspectivas para Paraguay, en este escenario?
Seguimos en un entorno de incertidumbre, contrarrestado por buenas noticias. Esperemos que para fin del primer semestre, las fuerzas positivas se impongan a las negativas.
De todos modos, Paraguay está navegando estas olas de incertidumbre en buen grado, y creemos que tenemos todas las condiciones de sostener un entorno macroeconómico estable. El sector privado, especialmente el agropecuario y parte del industrial, está con los motores encendidos. La política monetaria, financiera y fiscal están activas para propiciar la recuperación. Como dije, la proyección de crecimiento se mantiene en 4%, aunque a fines de abril se volverá a revisar, con el riesgo de una previsión a la baja. La inflación, en tanto, está anclada en torno al 4%, mientras que actualmente se ubica en torno al 2,2%.
Para mí, lo más importante es visualizar al 2021 como el inicio de una década. Todo apunta a que será una década muy singular y debemos ser capaces de sentarnos en una mesa para dialogar y congeniar un plan país que nos permita construir un escenario de desarrollo en democracia. Creo que esta década, que sin duda será más desafiante y disruptiva, a diferencia de otras, va a requerir, como nunca, el ingenio y esfuerzo de todos.
«La política monetaria, financiera y fiscal están activas para propiciar la recuperación. La proyección de crecimiento se mantiene en 4%, aunque a fines de abril se volverá a revisar, con el riesgo de una previsión a la baja».
– ¿Cómo ven desde el Banco Central las oportunidades de digitalización de la economía?
Creo que el 2020 fue el año de la aceleración inicial de la digitalización. En términos de transacciones, en el SIPAP (Sistema de Pagos del Paraguay) se avanzó en un año lo que hubiese llevado dos años. Los montos de las transacciones digitales a través del SIPAP alcanzaron 154% del PIB (producto interno bruto). Todo este escenario de aceleración en la digitalización nos motivó a plantearnos, con los bancos y financieras, el desafío de ampliar el SIPAP las 24 horas, todos los días de la semana.
Otro elemento que podría generar una mayor velocidad en la digitalización de nuestro país para el presente año es el proyecto de ley de inclusión financiera, que lo estamos ultimando detalles en la Comisión Nacional de Inclusión Financiera. La idea es permitir el acceso universal a los servicios financieros, tanto a las empresas como a las familias. El año pasado fuimos testigos del tremendo costo que implica a las mipymes (micro, pequeñas y medianas empresas) no estar bancarizadas. La inclusión financiera no solo evitará ese costo, sino que será una fuente de competitividad para las mipymes al tener acceso a los servicios financieros. La inclusión financiera no solamente es bondadosa en cuanto al acceso que genera, sino que es un vehículo que acelera los procesos de formalización y digitalización de la economía.
Perfil
Nombre: José Cantero Sienra
Formación profesional: Máster en Finanzas Internacionales y en Política Económica, Licenciado en Economía y en Ciencias Políticas
Trayectoria profesional: Fue gerente general del banco Interfisa, director y editor de la revista Foco Economía y Negocios, director del Centro de Estudios Económicos de la Unión Industrial Paraguaya (UIP) y asesor económico de la Asociación de Entidades Financieras (ADEFI). En el 2017 asumió el cargo de miembro del Directorio del BCP y es presidente de este colegiado desde el 2018