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23 de noviembre de 2024

La producción de café, una pasión y una tradición familiar en Bolivia

La Paz, 8 abr (EFE).- El boliviano Fernando Calle, la costarricense Gabriela Durán y el pequeño Albano, el hijo de ambos nacido en Panamá, producen un café especial que marcó un hito en Bolivia al lograr un precio de 160 dólares la libra y son, además, prueba de la tradición familiar que se mantiene en la principal zona cafetalera del país.

«Cuando hemos iniciado el proyecto nunca nos imaginábamos llegar tan alto, pensábamos en precios más bajos. Estamos muy contentos de que los compradores y las empresas que han apostado por nuestro café hayan dado tanto», confesó Calle a Efe tras la entrega oficial del café adjudicado en una subasta electrónica a la empresa Hierro Brothers.

Los méritos de la pareja no son menores, ya que en el quinquenio que llevan produciendo café juntos ganaron en dos ocasiones el Torneo Nacional Taza de Calidad Café Presidencial en Bolivia.

Una fue en 2018 con la primera cosecha de la Finca Isabel, el emprendimiento que echaron a andar en 2015 cuando el boliviano decidió retornar a su tierra tras titularse como agrónomo y ganar experiencia laboral en Centroamérica.

Esta familia repitió el triunfo en 2020 y logró además el precio histórico de 160 dólares la libra en la reciente subasta electrónica organizada por el Gobierno nacional y productores locales dentro del torneo de cafés especiales.

La finca se encuentra en la comunidad Loayza, en la localidad de Caranavi, la principal zona boliviana productora de café situada en una región subtropical de La Paz.

DE PADRES A HIJOS

Caranavi es la tierra que vio nacer a Fernando Calle y donde heredó esa pasión caficultora de sus padres, Benigno Calle y Eduarda Triguera, quienes tienen una pequeña finca de café y cítricos.

Aunque ya son mayores, don Benigno y doña Eduarda siguen produciendo café. Su especialidad es el convencional, pero últimamente se inclinaron por los granos especiales al ver los precios logrados por su hijo en la Taza Presidencial, indicó Calle.

El productor labró su propio destino, comenzó estudiando Agronomía en Bolivia y luego obtuvo una beca para terminar la carrera en Centroamérica, con la mira puesta en trabajar en Panamá porque leyó en internet que allí se encuentra la finca «que produce el mejor café del mundo».

Después de acumular conocimientos y experiencia durante casi ocho años fuera del país, Calle decidió volver a Bolivia.

«Dije tengo que hacer patria, tengo que ir a Bolivia. Me vine y de ahí hemos empezado la finca», explicó.

En esta aventura le acompañan su esposa Gabriela, que se encarga de las ventas y el mercadeo de la finca, y el pequeño Albano, que con cinco años ya da muestras de la sangre cafetalera que corre por sus venas e incluso ya sabe preparar café en prensa francesa, comentó orgulloso Calle.

La cuarentena que rigió durante 2020 por la pandemia de la covid-19 motivó a que la familia pase más tiempo en Caranavi, lo que hizo que Albano participe activamente en las etapas de producción del café.

Por ello inscribieron el café en el torneo presidencial con el nombre del niño, explicó el productor.

TRADICIÓN Y CALIDAD

La historia de Fernando es la de muchos otros jóvenes de Caranavi nacidos «en el rubro del café, de papás cafetaleros» y que buscan especializarse para mejorar cada vez más la producción, comentó a Efe la presidenta del Consejo Nacional del Café Boliviano, Ruth Vidaurre.

Vidaurre, que también preside la Federación de Caficultores Exportadores de Bolivia (Fecafeb), vive en esa localidad desde hace más de dos décadas y ha visto de cerca esa tradición productora que se aprende desde la cuna.

«Lo lindo de este rubro es que podemos ver familias y generaciones que van pasando en el manejo del café», destacó.

Esa trayectoria familiar que es garantía de calidad también fue una de las razones por las cuales Hierro Brothers apostó por el café especial de la Finca Isabel, explicó por su parte el representante de la empresa, Boris Alarcón.

«Estamos hablando de un joven productor que sale de Bolivia con una beca a las mejores escuelas de Agronomía del mundo (…) Esa convicción de volver a Bolivia y traer todos los conocimientos son más que una garantía», aseguró el empresario, que también destacó que «sin tradición, el café puede tener puntaje, pero no alma».

El precio histórico logrado por la finca en la reciente subasta es el mayor en Bolivia y también sitúa a ese café entre los cinco «más caros del mundo», según Alarcón.

Lo que supone un aliento para producir mejor café, concluyó por su parte Calle.

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