La inmunización contra el coronavirus pasó a convertirse en el elemento más importante para las expectativas económicas alrededor del mundo, en el marco de la incertidumbre que todavía rodea a la gestión de la pandemia y al tiempo que llevará superar sus efectos
El Fondo Monetario Internacional (FMI) sostiene que entre los factores que obstaculizan la recuperación económica de los países con menores recursos económicos se destaca, en primer lugar, el acceso desigual a las vacunas.
En este sentido, recuerda que la mayoría de estos países dependen prácticamente por completo de la iniciativa COVAX, una iniciativa internacional cuyo objetivo es el acceso equitativo a las vacunas y que está liderada por un consorcio de organizaciones internacionales.
Paraguay también optó por este canal de abastecimiento de biológicos contra el coronavirus y actualmente se sufre un retraso importante en la llegada de las dosis, motivo por el cual se debió acudir a donaciones y la búsqueda de otros contratos para al menos iniciar la vacunación del personal de salud.
El FMI destaca que COVAX abastece actualmente de vacunas a solo el 20% de la población de los países de bajo ingreso.
Un segundo obstáculo para la recuperación económica de los países de bajos ingresos, mencionado por el organismo multilateral, es el limitado margen de maniobra de la política económica para responder a la crisis. En particular, se refiere a que no se ha dispuesto de los medios para hacer frente al gasto extraordinario.
En tercer lugar, advierte que las vulnerabilidades preexistentes continúan siendo un lastre para el crecimiento. Aquí incluye a los altos niveles de deuda pública en muchos países de bajo ingreso y los resultados débiles, a veces negativos, de la productividad total.
En consecuencia, el FMI considera que los países de bajo ingreso necesitarán aproximadamente USD 200.000 millones hasta 2025 para incrementar su respuesta a la pandemia y otros USD 250.000 millones para acelerar la convergencia con las economías avanzadas. Si se materializan los riesgos identificados en el escenario base, serán necesarios USD 100.000 millones adicionales.
“Satisfacer estas necesidades exigirá una fuerte respuesta coordinada y multidimensional. Será fundamental el despliegue de un paquete financiero integral que incluya donaciones y financiamiento concesionario, así como el alivio de la deuda cuando sea necesario. El FMI y los bancos multilaterales de desarrollo desempeñarán un papel clave en ese paquete”, asevera la entidad.
Por otro lado, reconoce que se necesita un ambicioso programa de reformas nacionales para que los países de bajo ingreso estimulen la competitividad y el crecimiento potencial. Estas reformas incluyen la mejora de la gobernanza y el clima de negocios, la mejora de la movilización de ingresos públicos nacionales, el desarrollo de mercados financieros nacionales y la mejora de la gestión económica y financiera.
Finalmente, recalca que estas reformas deben estimular el tercer componente de la respuesta multidimensional: fomentar el sector privado nacional y el financiamiento privado externo.
“Las necesidades de los países más pobres en los próximos cinco años son pronunciadas, pero no son irrealizables. Se necesita un paquete de medidas sólido, coordinado e integral; este paquete permitirá una recuperación rápida y la transición hacia un crecimiento inclusivo, digital y verde que acelerará la convergencia de los países de bajo ingreso con las economías avanzadas”, concluye el FMI, en su artículo Financiar la recuperación de los países de bajo ingreso tras la COVID-19